Tuesday, September 28, 2021

Lamas Médula 25-Religión y literatura

LAS RELIGIONES DEL LIBRO Y LA RELIGION DE LOS LIBROS

Oct 2, 2020 | Cultura, De-bates, Tapa

Por Cristian Carrasco.



El origen psicológico de la religión se justifica en la necesidad de explicación, justicia y equilibrio en un mundo que, como es obvio para la mayoría, no lo tiene. Así, se inventan dioses primigenios que expliquen el inicio de la existencia, y cielos e infiernos finales para quienes merecen premios y castigos que no recibieron en vida. La religión tranquiliza mientras la literatura inquieta, genera preguntas y hace patente el vacío de respuestas. Por eso quienes leen literatura, al no pretender encontrar verdades, pueden encontrar sabiduría.



1.-Los libros religiosos son libros que contienen sabiduría (como todo libro que tenga al menos una línea rescatable) pero no contienen bajo ningún punto de vista la verdad. Sí, se me dirá, son libros que contienen verdades en el sentido nietzscheano o foucaultiano, verdades en plural, lo que ya es lo suficientemente significativo y revelador: los hechos son unívocos y las verdades, construidas desde una cosmovisión y desde las posibilidades de decodificación que el tiempo histórico, lugar geográfico, nivel cultural y aspiraciones sociales permitan y, a veces, incluso, obliguen, son múltiples.

Pero aún concediendo que exista una sola verdad indiscutible, esa verdad nunca podría ser hallada en las páginas de ningún libro. Mucho menos de un libro escrito en conjunto, a lo largo de varios siglos, por personas que, incluso de haber tenido existencia real en nuestro plano físico, no se conocieron entre ellas y ni siquiera tuvieron un plan común de escritura, ni siquiera querían decir lo mismo sobre las mismas cosas. Menos aún si esa compilación caprichosa fue después reescrita por una jerarquía eclesiástica, traducida por los menos tres veces de idiomas desaparecidos siglos atrás, hasta lograr un texto más o menos homogeneizado del cual surgieron las versiones modernas que utilizan las iglesias de cada nación del mundo occidental y cristiano.



2.-Mientras de un lado tenemos ese libro, con una autoridad tan aplastante como incomprobable, del otro lado tenemos los libros escritos por simples personas, que, si bien comenzaron su devenir como el relato de las hazañas de reyes, dioses y reyes-dioses, con el tiempo fueron decantando en temas meramente humanos.

Walter Benjamin señala que la palabra cultura proviene de la palabra culto, y que todas las artes y costumbres definitorias de la identidad de un pueblo tuvieron en su origen una función ritual, religiosa. De allí el culto se dividió en religión y dogma por un lado, y en cultura y arte por el otro, y a pesar de que ambos extremos tienen sus intersecciones, han continuado como dos ramas separadas, siendo la religión el reino de la verdad y las respuestas mientras el arte, en especial la literatura, es el reino de las preguntas y los significados (por eso los libros de autoayuda no son literatura, porque ofrecen respuestas, algo que pertenece al dominio de la religión).



3.-Se puede argüir que los libros de filosofía, política, economía, generan dogmas al igual que los libros de religión, pero estoy convencido de que eso sucede sólo en el caso de las personas que no los leen y sólo rescatan comentarios fragmentarios que viajan en el sentido común, repetidos hasta perder su significado original. Como revela la anécdota de Einstein y su explicación de la relatividad en un encuentro callejero casual, toda teoría que se entienda en una frase ya se simplificó tanto que dejó de ser esa teoría.

Partimos de la premisa de que nadie tiene la verdad y de que todos los seres humanos somos falibles: aún para los más geniales y preclaros es imposible tener razón todo el tiempo, toda la vida, o tan siquiera durante todo un libro. Entonces, si leemos a los autores que crean dogmas en quienes sólo los conocen de oídas, podemos ver sus errores y excesos, identificar cuándo se equivocan y cuándo se sobrepasan y, por lo tanto, respetarlos y admirarlos sin idolatrarlos y sin tomar sus palabras como una verdad absoluta, religiosa, dogmática.

En este sentido, hay una serie de ciencia ficción llamada Andrómeda, cuya reflexión sobre la lectura acrítica de las obras filosóficas descontextualizadas me parece muy ingeniosa: según la serie, después de un colpaso de la cultura interplanetaria se redescubren las obras de Nietzsche y se las toma como un dogma de fe, creando la religión y la cultura nietzscheana: los libros de Nietzsche son la palabra de dios y la moral de toda su civilización es la del superhombre.



4.-Hace cerca de un año vi por primera vez un meme en internet, un diagrama de Venn con la leyenda “Usted está aquí” en la intersección entre 1984, La naranja mecánica, Un mundo feliz y Farenheit 451. El sentido de la imagen era obvio pero, como sólo había leído La naranja mecánica hasta ese momento, me dediqué a conseguir y leer los demás libros. Y, sí, efectivamente, estamos ahí.

Más allá de reflexiones acerca de la uniformación del pensamiento, la tecnocratización de los gobiernos, la ausencia de privacidad, la ubicuidad de los medios de desinformación, el consumismo extremo, la destrucción del medioambiente, la entrega de libertades individuales a cambio de una ilusión de seguridad y todos los demás aciertos de sus respectivas tramas, lo importante es resaltar que esas obras literarias de alguna forma predijeron el futuro, dijeron “la verdad”. Por supuesto, desde el punto de vista de los hechos (por eso las narraciones de ciencia ficción se han llamado también ficción especulativa o relatos de anticipación científica), como por ejemplo los autos que transitan a 150 kilómetros por hora y televisores que ocupan paredes enteras de las casas, para impedir que las personas se detengan o tengan el silencio y la sensación de soledad necesarias para pensar, los entretenimientos impensables sin la intervención de una máquina, los experimentos mentales en la sociedad por parte de los estados. Pero, más importante y decisivo, desde el punto de vista del significado: aunque algunos hechos reales contemporáneos no coincidan un 100% con la realidad representada en los libros, sí coinciden los sentidos que se desprenden de su mensaje social, filosófico, sociológico y, en definitiva, humano.



5.-En Farenheit 451, Un mundo feliz y 1984 no existen la literatura, la historia ni la filosofía. La religión tampoco, porque el dogma se ha desplazado a la ingeniería social.



El problema, entonces, se puede pesar, no es la religión sino el dogma. Pero es una distinción tramposa, porque de la forma en que la religión existe en nuestro mundo, es indisociable del dogma. La religión sin dogma es simplemente espiritualidad (y el adverbio no está utilizado en su sentido peyorativo, para nada).

En el fondo, los dogmas no son más que mecanismos de control, y se utiliza en cada momento histórico y cada sociedad el dogma que mejor se adapte a la forma de dominio imperante. La religión es uno de los que determinan el funcionamiento de nuestra sociedad actual, pero eso podría cambiar si las condiciones cambian.

Como contrapartida, si en un momento dado la religión se alejara del dogma, tal vez podría volver a sus fuentes, a sus raíces, y ser pura espiritualidad, pero mientras su razón principal para existir sea el dominio de las subjetividades, religión y espiritualidad seguirán estando tan alejadas y desconectadas como legalidad y justicia.



6.-La relación entre las personas religiosas y la literatura es muy simple de comprender: las personas religiosas no leen porque no creen tener ninguna necesidad de leer: ¿para qué buscar preguntas y significados plurales en un libro cualquiera si ya tienen, y muchas veces saben de memoria, el libro que tiene las respuestas y la verdad unívoca y eterna?

La Docta ignorancia propiciada por la iglesia católica en sus primeros siglos sostenía que era un pecado saber cualquier cosa que dios no quisiera que sepamos, y todo lo que dios quiere que sepamos está escrito en la biblia, por lo que la biblia era el único libro que se debía conocer. De ahí nace la escolástica: el arte retórico de darle dosmil vueltas al mismo tema pretendiendo que repetir una misma cosa hasta la náusea equivale a generar nuevo conocimiento. De ahí viene también el gran logro de los Padres de la Iglesia: negar mediante falacias lógicas las evidentes incongruencias de las ideas opuestas de dios expresadas en el Viejo y el Nuevo Testamento para erigir sobre esas explicaciones una fe unificada y sin fisuras en su discurso. Así que, si alguna vez te preguntaste por qué un dios omnisciente comete tantos errores, por qué un dios omnipotente falla tantas veces en ayudar a su pueblo elegido o por qué un dios todo bondad hace tantas veces el mal, seguro que los Padres de la Iglesia tienen una respuesta para vos.



7.-Leer es obtener la posibilidad de pensar por sí mismo, buscando respuestas a las preguntas que plantean y las dudas que despiertan los libros. Es lo contrario a obedecer, a morir atado a un potro de tortura aceptando que 2+2=5 porque una fuerza externa nos obliga a traicionarnos a nosotros mismos aceptando un dogma falso pero poderoso.


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