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Wednesday, January 14, 2015

LA REVOLUCIÓN ES AHORA - por Grant Morrison

Comics.

Justo cuando pensabas que te la habías arreglado para dejarlos atrás, ahí están, humeando cual Saigón bajo una podrida niebla de agria tinta de smog. Esas calles atestadas de extraños hombres de caricatura con ojos de niño, haciendo aparecer cosas de la nada, ‘por dinero’. Fiolos de la imaginación con sus barbas de drogón y cabezas afeitadas y sus voces chistosas y las estúpidas opiniones pagadas de sí mismas que rebuznan en cada oreja desprevenida. Esta ciudad volteada patas arriba, embrujada por lo brillante, dañado y trastornado, donde la palabra ‘genio’ se estampa sobre cada bolsa de basura sin importar qué haya dentro.

La nauseabunda, estática densidad del ‘mainstream’, la pomposa Generación-X salida de la escuela de arte quejándose de ser ‘alternativa’. Y todos los cansados pececitos con caras raras, alimentándose uno a otro en piscinas menguantes de barro y hierba mala. Nadie se digna ni siquiera a mirar cómo el frenesí de la extinción se interpreta a sí mismo en un repugnante revoltijo de recreaciones nostálgicas, regurgitaciones afiebradas. El agua llenándose de espuma roja y azul y amarilla hasta que quieras vomitar sólo para añadir algo al desastre.

Comics.

Ahí están de nuevo, como una mala fantasía sexual que le contaste a tu doctor en confidencia y ahora él llamó a la policía...

Afrontémoslo, todos hemos despertado alguna vez sintiéndonos raros acerca de los comics, ¿no? Avanzada la noche y cubiertos de sudor como burros, ¿mmm? Pensando en esqueletos a las 3 de la madrugada. Rumores húmedos del Ello: ¿de verdad cae el telón para todo lo que nos preocupa? ¿Somos genuinamente tan raros como para mostrar nuestro rostro en público? ¿Por qué siempre estamos cargando una bolsa de plástico?

¿Por qué, de hecho, intento escribir ‘algo positivo’ acerca de la viabilidad del negocio de los comics cuando todos saben que las ventas están cayendo más rápido que Lucifer desde las almenas del cielo? ¿Qué resta por decir acerca del horroroso declinar al lecho de muerte de lo que fue una vez el vivaz pequeño de la Edad de Oro que se convirtió en el niño con ojos asombrados de la Edad de Plata y el adolescente hosco, brillante y frustrado de la ‘Edad Oscura’ que recién ha terminado? Es tan fácil aceptar la sabiduría heredada de que somos grotescos culturales marginados rondando los límites de la realidad. Todos SABEN que los comics son para retrasados, ¿verdad?

Pero imaginame con mi máscara de Anthony Robbins por un día. Desnudo, sin vergüenza y viniendo no a enterrar a los comics sino a alabarlos hasta que chillen como cerdos. Observá el Rictus Neuro-Lingüístico que ocupa mi cara mientras te miro a los ojos y te digo que no hay NADA MAL con la ‘industria de los comics’. De hecho, podemos tener un nuevo boom de los comics ACÁ y AHORA y lo tendremos, lo queramos o no.

Aquí tienen sabiduría: el negocio de los comics, como muchos otros, ha estado atravesando un enorme proceso cíclico desde los 1930s. Si lo mirás a largo plazo, los booms de crecimiento y las caídas hacia la ruina vienen y van como las poblaciones de caribúes, tan fácil es predecirlos y prepararse para ellos como lo son el cambio de las estaciones o las fases de la luna. Ahora estamos atravesando el túnel de la típica ansiedad glacial de fin de siglo cuando las reconfortantes retiradas hacia estilos y actitudes del pasado han estado brevemente en boga. Dentro de seis meses, con el siglo pasado retirándose hacia las nieblas de la memoria, esta solución a corto plazo al problema de mantener a flote los comics tras el reciente desplome parecerá agotada y cínica, como un viejo Don de la Mafia deshojando el álbum Familiar una y otra vez, dándose cuenta de que ha matado a todos los que aparecen en las fotos.

En este deprimente futuro de circuito cerrado ‘El Mercado’ es descrito como un puñado de opinólogos solteros que se están quedando calvos, criados entre algodones como asquerosos bebés adultos mientras toman como un bocado a deshora algunas buenas emociones chapadas a la antigua en cuatro colores diseñadas para hacerlos sentirse normales. Llevá este escenario espantoso a sus límites y toda esperanza está perdida; los dinosaurios del medio sacian su monstruosa lujuria caníbal hasta que al final cada idea reciclada es reducida a pasta entrópica y el último de los titanes cae, muerto de pura falta de sentido.

Es una imagen descorazonadora pero, por suerte, hay varios caminos en el zigzagueante Jardín de Destino y probablemente todavía haya tiempo de evitar esta ruta en particular hacia la perdición si dejamos de ser tan miserables.

La verdad es que a la mayoría de las personas realmente le GUSTAN los comics y estarían felices de leerlos si les dieran material hecho a la medida de sus gustos. He realizado esta sencilla prueba con peluqueros, contadores, artistas marciales, drogones, anarquistas, maestros, doctores, dentistas y demás, a cada lado del camino.

Incluso el peor de los comics de superhéroes es a menudo más inteligente, más adulto y más sofisticado que el culebrón, el disco de dance o el show de preguntas de TV promedio. Si las historietas fueran tan fáciles de conseguir y tan agresivamente promovidas como los CDs, DVDs, revistas de estilos de vida y juegos de computadora, serían consumidas en las mismas cantidades, créanme.

Los videojuegos no van a matar a los comics más de lo que la TV puede matar a las películas (y siempre que alguien saque a relucir el argumento de que la pantalla de computadora es el reemplazo de la página impresa, decíle que no podés agarrarte un cáncer por sentarte demasiado tiempo frente a una historieta). En este mundo supercargado, hiperkinético, de soluciones rápidas, la gente quiere ser constantemente entretenida y tomará el entretenimiento en cualquier forma que se le ponga al alcance, incluyendo comics (portátiles, fáciles de leer, brillantes, llamativos y como mínimo igual de divertidos que la mayoría de las novelas, programas de TV o películas). El archivo de comics tiene 60 años de espesor, es ya vasto, ecléctico e inspirador –va desde ganadores del premio Pulitzer hasta blockbusters sin cerebro pasando por cada matiz posible- y el potencial para el futuro es todavía más grande. Simplemente, acá hay algo que cada uno puede disfrutar. Lo que significa que ya es momento de que la ‘industria’ y el fandom arrojen por la borda la vergüenza adolescente auto-conciente que todavía flota sobre la noción de disfrutar de las historietas. No tengo nada contra el rincón de los coleccionistas en el mercado de compradores de comics –nadie, después de todo, condenaría a los deportes o la industria discográfica como paraísos de imbecilidad eterna basado en la obsesión de aquellos pocos entusiastas del núcleo duro que sellan y catalogan cuidadosamente sus programas de fútbol y vinilos raros- pero haríamos bien en dejar de confundir a los coleccionistas con ‘el mercado’.

Lo que significa, ¿por qué deliberadamente apuntamos a un nicho menguante de consumidores cuando el ‘mercado’ REAL es más grande DE LO QUE HA SIDO NUNCA? Es un momento donde las películas llenas de efectos especiales y una generación de directores amamantados por Marvel y DC han tomado ideas que una vez estuvieron sólo al alcance de los nerds de los comics o la ciencia ficción y las han emplazado en el corazón chirriante de horno de fundición de la cultura de masas – Buffy, Angel, The Matrix, X-Files, Playstation, Pokemon, historietas, todo se vuelve Uno dentro del borroso brillo diurno de los ruidosos Medios Populares supercalentados. ¿Entonces por qué no habríamos de reclamar nuestro asiento en la mesa global, agitando orgullosamente nuestros comics, nuestras obras maestras, nuestras exhibiciones de angustia adolescente, nuestros brillantes desvaríos, nuestras obscenidades, nuestros tratados filosóficos y nuestros gloriosos dibujos? ¿Por qué estamos abatidos e ignoramos deliberadamente todos esos rostros hambrientos en la calle y en los trenes? Millones de ellos. Naciones enteras de consumidores ansiosos.

AHÍ MISMO ESTÁ EL MERCADO. Los buenos tiempos están justo a la vuelta de la esquina... si vamos a molestarnos en caminar esa distancia.

No hay problema con el talento. No hay problema con el mercado. El problema yace sólo en el área del marketing. Si a la gente se le puede hacer creer que los productos de Pokemon son copados, se les puede hacer coleccionar Green Lantern. Si se puede hacer que tomen en serio a Harry Potter, se los puede hacer tomar en serio a Warren Ellis. Necesitamos personas que puedan venderle comics al público. Necesitamos gente en las editoriales y posiciones gerenciales, personas con un poco de orientación, mucho dinero y la misión de poner estas revistas en la arena de la cultura popular de masas.

Confiá en mí: según las leyes de la progresión cíclica, los comics están a punto de volverse ‘copados’ de nuevo. Unítenos y ayudá a apresurar el proceso de inventar maneras de promover los comics que nos gustan a todos y hacerlos llegar a las manos de las personas que quieren leerlos. Pronto vas a ver más y más artículos e historias acerca de las historietas y sus creadores en la prensa mainstream. Habrá un interés creciente del público hacia los superhéroes, mutantes, freaks y parias. Las historietas atraerán a una nueva audiencia curiosa y empezarán a vender en números inesperados. Esta ola de interés del mainstream y ventas altas que se avecina será incluso más grande que la ocurrida a mitad de los 80s y principio de los 90s, pero no durará más que aquella, de ninguna forma, a menos que pensemos formas de cultivar y conservar a la nueva audiencia.

Esto va a pasar con o sin tu apoyo pero ¿no sería bueno si, cuando el mundo llegue a tu porche de nuevo, encontrara a una industria de la historieta confiada, diversa e innovadora con un ojo en el futuro, en lugar de a una muchedumbre de nerds quejosos y divididos que no pueden esperar para retirarse a las sombras y empezar a refunfuñar de nuevo cuando los reflectores se aparten? ¿No sería bueno si esta vez pudiéramos usar el boom y construir un nuevo contexto para la apreciación más amplia de TODOS los tipos de historietas? En una cultura cada vez más dominada por la imagen no debería ser tan difícil.

Yo tengo mis propios planes. ¿Y vos?

Es simple: si realmente odiás los comics tanto que querés verlos morir, entonces seguí llenando los foros con bilis frustrada e ignorante (he estado leyendo alguna de esas cosas y un montón de los tipos que aparecen ahí necesitan irse a la cama con alguien o hacer algo de meditación). Si no es así, vamos a decretar un cese al fuego momentáneo para evaluar maneras de reconstruir el perfil completo del medio de los comics.

La responsabilidad es nuestra; todos sabemos qué tan horribles y qué tan porquería son los comics. Todos hemos oído la cansina vieja canción de asco autoprovocado durante suficiente tiempo y está empezando a volverse un completo embole. Si creés que no hay esperanza entonces por favor andate a la mierda, morite sin hacer ruido y probate a vos mismo que tenías razón.

En cuanto a mí, quiero que los creadores de comics sean tan grandes como las estrellas de rock. Quiero que las historietas sean reseñadas por el mainstream. Quiero que a todos los fans de los comics copados, inteligentes y amistosos se les dé el respeto que merecen. Quiero que los comics se unan de nuevo a la raza humana después de haber pretendido por mucho tiempo ser el idiota de la aldea global.

Me han escuchado, hermanos y hermanas en la desesperación. ¿Recuerdan esa mierda que creyeron honestamente porque pensaban que Stan les estaba hablando a USTEDES en persona y no sólo aprovechándose de cada idiota con 12 centavos para desperdiciar en el origen de Spider-Man? Piensen en el poder, piensen en la responsabilidad y dense cuenta, por encima de todo, de que si queremos un medio de los comics próspero, desbordante de obras creativas en cada género y no-género, si queremos representar a un campo cuyos talentos imaginativos y trabajos agradables sean la envidia de cada ser humano cuerdo y civilizado, entonces NOSOTROS mismos debemos colocar las piedras basales del paraíso.

Y afrontemos con un rostro más aguerrido que los Hombres de Neanderthal –esos pocos cientos de miles a quienes genuinamente nos preocupa esto- la verdad de que REALMENTE nosotros podemos ser todo lo que se está interponiendo entre la historieta y su profetizada extinción, así que mejor empecemos a usar nuestra poderosa imaginación y a pensar rápido.

Junto con un número creciente de otros creadores y fans, creo que es tiempo de ser militantes si de verdad estamos preocupados por lo que implica la caída en picada de las ventas. Creo que es tiempo de deshacerse de las viejas imágenes negativas y limitaciones autoimpuestas que han dejado a la historieta acurrucada en un rincón de la cultura como una flor que no se da cuenta de lo hermosa y deseable que sería si tan sólo se elevara, se irguiera, se sacara los lentes y le SONRIERA a la gente por una vez.

¿Son los gerentes contables y las adolescentes que vegetan frente a Ally McBeal o el último lanzamiento en DVD menos ‘imbéciles’ que el fan de los comics que, camino a casa, oculta su perversión dentro de una bolsa para consumirla a puertas cerradas? ¿Son los fanáticos exagerados de Britney Spears menos exagerados que los fanáticos exagerados de los Avengers? ¿Por qué la gente toma en serio a Lara Croft pero no a Superman?

No me he sentido imbécil o tonto desde que tenía 17 años. No me siento marginado o fuera de moda ni tampoco debería sentirse así nadie más en esta pujante sociedad multiplex. ¿Cuándo las personas exitosas, creativas e inteligentes dejarán de pensar en ellos mismos como outsiders aniñados y empezarán a relacionarse con los altos riesgos del mundo real?

Despierten, chicos y chicas fans.

¿Acaso no quieren dominar el mundo?

© Grant Morrison

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FUENTE: www.newsarama.com

Saturday, July 05, 2014

Action Comics de Grant Morrison














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Action Comics de Grant Morrison

Decepción. Eso es lo que sentí al terminar de leer el número 17 de la serie regular de Superman de ECC, de la cual compré sólo los números que reproducían los episodios de Action Comics guionizados por Grant Morrison, pensando que valdrían la pena en contraposición a los demás. Si son mucho mejores que los números de Superman, la verdad es que compadezco a los pobres incautos que los compraron y debieron leerlos. En realidad yo fui uno de esos incautos porque compré dos números de George Perez y la verdad es que daban pena, pero bueno...

Hay que decid de entrada que el de esta serie parece un Grant Morrison cansado, un Grant Morrison que ya puso el grueso de sus buenas ideas para el personaje en All-Star Superman y debió rasquetear el fondo de su vasija de ideas para buscar algo con lo que rellenar Action Comics. Y creo que lo que encontró fue la posibilidad de reversionar “¿Qué pasó con el hombre del mañana?” de Alan Moore: Mister Mxyzptlk, la Legión de Superhéroes, Brainiac, Lex Luthor, Metallo, las distintas clases de kriptonita... lo cierto es que la serie no parece algo salido de la cabeza de Morrison sino un arco argumental nostálgico regurgitado por cualquier guionista del montón con chispazos de genialidad circunscritos a una viñeta, a una idea visual, a una frase dentro de un diálogo.
Morrison ha decidido, eso sí, hacer uso de una estructura caótica que recuerda a otras obras de su autoría. Ha decido hace tiempo que aunque las historias internamente, en su desarrollo orgánico, vayan del punto A al punto B al punto C, él puede optar por mostrarnos el punto a, el H, el M y el X, en sucesión atropellada y deshilvanada, porque está seguro de que con eso nos alcanza para comprender lo que quiere contar y de que, si no lo comprendemos, nosotros, sus fans, nos culparemos a nosotros mismos por tarados en lugar de culparlo a él por innecesariamente complicado. Por supuesto, eso crea problemas de ritmo importantes y una sensación de falta de estructura que molesta mucho a la hora de leer. Pero uno se la banca durante diez, once números, porque es Grant Morrison y espera que al final todo valga la pena, que la historia funcione por acumulación y se cierre placenteramente con un giro genial e inesperado... cosas que nop, no pasa. De hecho, entre la laxitud general, los dos últimos números son sin duda los más flojos.

Pesa mucho Krypto en la historia, al punto que a veces me hacía acordar a Bolt, la película de Dysney, por la utilización emotiva de la relación entre “un niño y su perro”. Además, Morrison ya tuvo éxito con los animales en We3, así que es más o menos lo suyo.

No hay mucho más para destacar.

Los dibujos de Rags Morales, bien. Lástima que no dibuje todos los números. De los suplentes o colaboradores, muy bien Gene Ha, muy bien Cully Hammer, enorme Chris Sprouse.

Los rediseños de Metallo y Steel, un asco.



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