Comics.
Justo cuando pensabas
que te la habías arreglado para dejarlos atrás, ahí están, humeando cual Saigón
bajo una podrida niebla de agria tinta de smog. Esas calles atestadas de
extraños hombres de caricatura con ojos de niño, haciendo aparecer cosas
de la nada, ‘por dinero’. Fiolos de la imaginación con sus barbas de drogón y
cabezas afeitadas y sus voces chistosas y las estúpidas opiniones pagadas de sí
mismas que rebuznan en cada oreja desprevenida. Esta ciudad volteada patas
arriba, embrujada por lo brillante, dañado y trastornado, donde la palabra
‘genio’ se estampa sobre cada bolsa de basura sin importar qué haya dentro.
La nauseabunda,
estática densidad del ‘mainstream’, la pomposa Generación-X salida de la
escuela de arte quejándose de ser ‘alternativa’. Y todos los cansados pececitos
con caras raras, alimentándose uno a otro en piscinas menguantes de barro y
hierba mala. Nadie se digna ni siquiera a mirar cómo el frenesí de la extinción
se interpreta a sí mismo en un repugnante revoltijo de recreaciones
nostálgicas, regurgitaciones afiebradas. El agua llenándose de espuma roja y
azul y amarilla hasta que quieras vomitar sólo para añadir algo al desastre.
Comics.
Ahí están de nuevo,
como una mala fantasía sexual que le contaste a tu doctor en confidencia y
ahora él llamó a la policía...
Afrontémoslo, todos
hemos despertado alguna vez sintiéndonos raros acerca de los comics, ¿no?
Avanzada la noche y cubiertos de sudor como burros, ¿mmm? Pensando en
esqueletos a las 3 de la madrugada. Rumores húmedos del Ello: ¿de verdad cae el
telón para todo lo que nos preocupa? ¿Somos genuinamente tan raros como para
mostrar nuestro rostro en público? ¿Por qué siempre estamos cargando una bolsa
de plástico?
¿Por qué, de hecho,
intento escribir ‘algo positivo’ acerca de la viabilidad del negocio de los
comics cuando todos saben que las ventas están cayendo más rápido que Lucifer
desde las almenas del cielo? ¿Qué resta por decir acerca del horroroso declinar
al lecho de muerte de lo que fue una vez el vivaz pequeño de la Edad de Oro que
se convirtió en el niño con ojos asombrados de la Edad de Plata y el
adolescente hosco, brillante y frustrado de la ‘Edad Oscura’ que recién ha
terminado? Es tan fácil aceptar la sabiduría heredada de que somos grotescos
culturales marginados rondando los límites de la realidad. Todos SABEN que los
comics son para retrasados, ¿verdad?
Pero imaginame con mi
máscara de Anthony Robbins por un día. Desnudo, sin vergüenza y viniendo no a
enterrar a los comics sino a alabarlos hasta que chillen como cerdos.
Observá el Rictus Neuro-Lingüístico que ocupa mi cara mientras te miro a los
ojos y te digo que no hay NADA MAL con la ‘industria de los comics’. De hecho,
podemos tener un nuevo boom de los comics ACÁ y AHORA y lo tendremos, lo
queramos o no.
Aquí tienen sabiduría:
el negocio de los comics, como muchos otros, ha estado atravesando un enorme
proceso cíclico desde los 1930s. Si lo mirás a largo plazo, los booms de
crecimiento y las caídas hacia la ruina vienen y van como las poblaciones de
caribúes, tan fácil es predecirlos y prepararse para ellos como lo son el
cambio de las estaciones o las fases de la luna. Ahora estamos atravesando el
túnel de la típica ansiedad glacial de fin de siglo cuando las reconfortantes
retiradas hacia estilos y actitudes del pasado han estado brevemente en boga.
Dentro de seis meses, con el siglo pasado retirándose hacia las nieblas de la
memoria, esta solución a corto plazo al problema de mantener a flote los comics
tras el reciente desplome parecerá agotada y cínica, como un viejo Don de la
Mafia deshojando el álbum Familiar una y otra vez, dándose cuenta de que ha
matado a todos los que aparecen en las fotos.
En este deprimente
futuro de circuito cerrado ‘El Mercado’ es descrito como un puñado de
opinólogos solteros que se están quedando calvos, criados entre algodones como
asquerosos bebés adultos mientras toman como un bocado a deshora algunas buenas
emociones chapadas a la antigua en cuatro colores diseñadas para hacerlos
sentirse normales. Llevá este escenario espantoso a sus límites y toda
esperanza está perdida; los dinosaurios del medio sacian su monstruosa lujuria
caníbal hasta que al final cada idea reciclada es reducida a pasta entrópica y
el último de los titanes cae, muerto de pura falta de sentido.
Es una imagen
descorazonadora pero, por suerte, hay varios caminos en el zigzagueante Jardín
de Destino y probablemente todavía haya tiempo de evitar esta ruta en
particular hacia la perdición si dejamos de ser tan miserables.
La verdad es que a la
mayoría de las personas realmente le GUSTAN los comics y estarían felices de
leerlos si les dieran material hecho a la medida de sus gustos. He realizado
esta sencilla prueba con peluqueros, contadores, artistas marciales, drogones,
anarquistas, maestros, doctores, dentistas y demás, a cada lado del camino.
Incluso el peor de los
comics de superhéroes es a menudo más inteligente, más adulto y más sofisticado
que el culebrón, el disco de dance o el show de preguntas de TV promedio. Si
las historietas fueran tan fáciles de conseguir y tan agresivamente promovidas
como los CDs, DVDs, revistas de estilos de vida y juegos de computadora, serían
consumidas en las mismas cantidades, créanme.
Los videojuegos no van
a matar a los comics más de lo que la TV puede matar a las películas (y siempre
que alguien saque a relucir el argumento de que la pantalla de computadora es
el reemplazo de la página impresa, decíle que no podés agarrarte un cáncer por
sentarte demasiado tiempo frente a una historieta). En este mundo supercargado,
hiperkinético, de soluciones rápidas, la gente quiere ser constantemente
entretenida y tomará el entretenimiento en cualquier forma que se le ponga al alcance,
incluyendo comics (portátiles, fáciles de leer, brillantes, llamativos y como
mínimo igual de divertidos que la mayoría de las novelas, programas de TV o
películas). El archivo de comics tiene 60 años de espesor, es ya vasto,
ecléctico e inspirador –va desde ganadores del premio Pulitzer hasta
blockbusters sin cerebro pasando por cada matiz posible- y el potencial para el
futuro es todavía más grande. Simplemente, acá hay algo que cada uno puede
disfrutar. Lo que significa que ya es momento de que la ‘industria’ y el fandom
arrojen por la borda la vergüenza adolescente auto-conciente que todavía flota
sobre la noción de disfrutar de las historietas. No tengo nada contra el rincón
de los coleccionistas en el mercado de compradores de comics –nadie, después de
todo, condenaría a los deportes o la industria discográfica como paraísos de
imbecilidad eterna basado en la obsesión de aquellos pocos entusiastas del
núcleo duro que sellan y catalogan cuidadosamente sus programas de fútbol y
vinilos raros- pero haríamos bien en dejar de confundir a los coleccionistas
con ‘el mercado’.
Lo que significa, ¿por
qué deliberadamente apuntamos a un nicho menguante de consumidores cuando el
‘mercado’ REAL es más grande DE LO QUE HA SIDO NUNCA? Es un momento donde las películas
llenas de efectos especiales y una generación de directores amamantados por
Marvel y DC han tomado ideas que una vez estuvieron sólo al alcance de los
nerds de los comics o la ciencia ficción y las han emplazado en el corazón
chirriante de horno de fundición de la cultura de masas – Buffy, Angel, The
Matrix, X-Files, Playstation, Pokemon, historietas, todo se vuelve Uno dentro
del borroso brillo diurno de los ruidosos Medios Populares supercalentados.
¿Entonces por qué no habríamos de reclamar nuestro asiento en la mesa global,
agitando orgullosamente nuestros comics, nuestras obras maestras, nuestras
exhibiciones de angustia adolescente, nuestros brillantes desvaríos, nuestras
obscenidades, nuestros tratados filosóficos y nuestros gloriosos dibujos? ¿Por
qué estamos abatidos e ignoramos deliberadamente todos esos rostros hambrientos
en la calle y en los trenes? Millones de ellos. Naciones enteras de
consumidores ansiosos.
AHÍ MISMO ESTÁ EL
MERCADO. Los buenos tiempos están justo a la vuelta de la esquina... si vamos a
molestarnos en caminar esa distancia.
No hay problema con el
talento. No hay problema con el mercado. El problema yace sólo en el área del
marketing. Si a la gente se le puede hacer creer que los productos de Pokemon
son copados, se les puede hacer coleccionar Green Lantern. Si se puede hacer
que tomen en serio a Harry Potter, se los puede hacer tomar en serio a Warren
Ellis. Necesitamos personas que puedan venderle comics al público. Necesitamos
gente en las editoriales y posiciones gerenciales, personas con un poco de
orientación, mucho dinero y la misión de poner estas revistas en la arena de la
cultura popular de masas.
Confiá en mí: según
las leyes de la progresión cíclica, los comics están a punto de volverse
‘copados’ de nuevo. Unítenos y ayudá a apresurar el proceso de inventar maneras
de promover los comics que nos gustan a todos y hacerlos llegar a las manos de
las personas que quieren leerlos. Pronto vas a ver más y más artículos e
historias acerca de las historietas y sus creadores en la prensa mainstream.
Habrá un interés creciente del público hacia los superhéroes, mutantes, freaks
y parias. Las historietas atraerán a una nueva audiencia curiosa y empezarán a
vender en números inesperados. Esta ola de interés del mainstream y ventas
altas que se avecina será incluso más grande que la ocurrida a mitad de los 80s
y principio de los 90s, pero no durará más que aquella, de ninguna forma, a
menos que pensemos formas de cultivar y conservar a la nueva audiencia.
Esto va a pasar con o
sin tu apoyo pero ¿no sería bueno si, cuando el mundo llegue a tu porche de
nuevo, encontrara a una industria de la historieta confiada, diversa e
innovadora con un ojo en el futuro, en lugar de a una muchedumbre de nerds
quejosos y divididos que no pueden esperar para retirarse a las sombras y
empezar a refunfuñar de nuevo cuando los reflectores se aparten? ¿No sería
bueno si esta vez pudiéramos usar el boom y construir un nuevo contexto para la
apreciación más amplia de TODOS los tipos de historietas? En una cultura cada
vez más dominada por la imagen no debería ser tan difícil.
Yo tengo mis propios
planes. ¿Y vos?
Es simple: si
realmente odiás los comics tanto que querés verlos morir, entonces seguí
llenando los foros con bilis frustrada e ignorante (he estado leyendo alguna de
esas cosas y un montón de los tipos que aparecen ahí necesitan irse a la cama
con alguien o hacer algo de meditación). Si no es así, vamos a decretar un cese
al fuego momentáneo para evaluar maneras de reconstruir el perfil completo del
medio de los comics.
La responsabilidad es
nuestra; todos sabemos qué tan horribles y qué tan porquería son los comics.
Todos hemos oído la cansina vieja canción de asco autoprovocado durante
suficiente tiempo y está empezando a volverse un completo embole. Si creés que
no hay esperanza entonces por favor andate a la mierda, morite sin hacer ruido
y probate a vos mismo que tenías razón.
En cuanto a mí, quiero
que los creadores de comics sean tan grandes como las estrellas de rock. Quiero
que las historietas sean reseñadas por el mainstream. Quiero que a todos los
fans de los comics copados, inteligentes y amistosos se les dé el respeto que
merecen. Quiero que los comics se unan de nuevo a la raza humana después de
haber pretendido por mucho tiempo ser el idiota de la aldea global.
Me han escuchado,
hermanos y hermanas en la desesperación. ¿Recuerdan esa mierda que creyeron
honestamente porque pensaban que Stan les estaba hablando a USTEDES en persona
y no sólo aprovechándose de cada idiota con 12 centavos para desperdiciar en el
origen de Spider-Man? Piensen en el poder, piensen en la responsabilidad y
dense cuenta, por encima de todo, de que si queremos un medio de los comics
próspero, desbordante de obras creativas en cada género y no-género, si
queremos representar a un campo cuyos talentos imaginativos y trabajos
agradables sean la envidia de cada ser humano cuerdo y civilizado, entonces
NOSOTROS mismos debemos colocar las piedras basales del paraíso.
Y afrontemos con un
rostro más aguerrido que los Hombres de Neanderthal –esos pocos cientos de
miles a quienes genuinamente nos preocupa esto- la verdad de que REALMENTE
nosotros podemos ser todo lo que se está interponiendo entre la historieta y su
profetizada extinción, así que mejor empecemos a usar nuestra poderosa
imaginación y a pensar rápido.
Junto con un número
creciente de otros creadores y fans, creo que es tiempo de ser militantes si de
verdad estamos preocupados por lo que implica la caída en picada de las ventas.
Creo que es tiempo de deshacerse de las viejas imágenes negativas y
limitaciones autoimpuestas que han dejado a la historieta acurrucada en un
rincón de la cultura como una flor que no se da cuenta de lo hermosa y deseable
que sería si tan sólo se elevara, se irguiera, se sacara los lentes y le
SONRIERA a la gente por una vez.
¿Son los gerentes
contables y las adolescentes que vegetan frente a Ally McBeal o el último
lanzamiento en DVD menos ‘imbéciles’ que el fan de los comics que, camino a
casa, oculta su perversión dentro de una bolsa para consumirla a puertas
cerradas? ¿Son los fanáticos exagerados de Britney Spears menos exagerados que
los fanáticos exagerados de los Avengers? ¿Por qué la gente toma en serio a
Lara Croft pero no a Superman?
No me he sentido
imbécil o tonto desde que tenía 17 años. No me siento marginado o fuera de moda
ni tampoco debería sentirse así nadie más en esta pujante sociedad multiplex.
¿Cuándo las personas exitosas, creativas e inteligentes dejarán de pensar en
ellos mismos como outsiders aniñados y empezarán a relacionarse con los altos
riesgos del mundo real?
Despierten, chicos y
chicas fans.
¿Acaso no quieren
dominar el mundo?
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