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Una
película de ciencia-ficción que puede disfrutar cualquiera a condición de que
no sea un fanático de la ciencia-ficción. O sea, desde mi punto de vista como
fanático, un despropósito.
La
película está bien filmada, tiene buenas actuaciones, aunque el maquillaje
falla respecto a un personaje que debe verse de forma ambigua y no deja de
verse como una mujer.
No
están presentes los efectos especiales que uno tal vez espera de una película
de viajes en el tiempo (el puente Einstein-Rosen,
el círculo acuoso utilizado en Stargate
y en muchas películas más desde entonces, el túnel por el cual circula la TARDIS), sino que los desplazamientos
son automáticos, a la manera de un ilusionista: ahora lo ves, ahora no lo
vez... y un poco de viento, eso es todo.
El
problema no está en ninguno de los aspectos técnicos de la película, tampoco en
la morosidad con que está filmada, la lentitud del relato. En realidad, no hay
ningún problema que pueda ser definido como tal. El problema es mío, y de
cualquiera que haya leído mucha ciencia-ficción e investigado acerca del
género.
Dicen
que la ignorancia es felicidad, y debe agregarse que la ignorancia permite
también el disfrute y la sorpresa. Mucho más en mi caso porque, tratándose de
películas, le presto muy poca atención a los aspectos técnicos o la calidad
actoral y me centro casi exclusivamente en el argumento; entonces, para mí (y
para muchos otros, creo) ignorar el argumento es vital, cosa que en este caso fue
imposible porque los hermanos Spierig
tomaron una de las dos o tres paradojas más conocidas acerca de la teoría de los
viajes temporales (si no es, directamente, la más conocida; popularizada además
a través de un cuento de Robert Heinlein
que el film toma como inspiración directa) y la transformaron en un relato
cinematográfico super lineal. Todo lo lineal que puede ser un relato en el que
se la pasan saltando adelante y atrás en el tiempo, se entiende.
Antes
de los diez minutos de metraje ya sabía de qué iba la película. Con el paso del
tiempo iba creciendo la seguridad de que me estaban contando la paradoja sin
ningún agregado, sin ningún plus que justificara seguir mirando. Entonces
busqué críticas de la película en internet. No destripaban el argumento pero me
sirvieron para confirmar mis sospechas. Sin embargo, me quedaba todavía la
esperanza de la vuelta de tuerca final, de que hubiesen tomado la paradoja como
punto de partida para ir más allá. Y empecé a repetir en mi mente: “Si no hay
una vuelta de tuerca me voy a enojar mucho... si no hay una vuelta de tuerca me
voy a enojar mucho...”. Y al final me enojé mucho.
Entonces,
la recomendación es simple: si no sabés nada de ciencia-ficción, es muy
probable que la película te vuele la cabeza. Si sos un especialista en el
género, o has leído una buena cantidad de novelas, relatos o ensayos sobre
viajes en el tiempo, no te le acerques porque vas a salir decepcionado, o al
menos vacío, sin experimentar ni descubrir nada nuevo. Y lo peor que te puede
pasar cuando entrás en contacto con cualquier forma de arte es salir tal cual
como entraste, sin que nada cambie adentro tuyo, sin tener siquiera una nueva
idea, una nueva sensación, nada.
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