La consigna parece haber sido: que no se vea un carajo así
no se nota que el monstruo es un dinosaurio gordito con púas que brillan, como
la versión heavy y jodida de Barney.
La Película empieza bastante bien, con conflictos humanos
que no por ser melodramáticos están mal expuestos. De hecho al principio te
importa lo que les pasa a los personajes, cosa que desde la mitad de la
película en adelante ya no ocurre: cuando deja de ser una película acerca de
personas para convertirse en una película de monstruos contra el ejército,
pierde todo interés y cae en la repetición y el bostezo.
Las actuaciones son bastante creíbles, salvo por la esposa y
el hijo del protagonista (Aaron Taylor-Johnson, Kick-Ass y, próximamente,
Quicksilver en Avengers 2), que pretenden ser básicamente el anclaje emocional
del personaje pero no pasan de resortes argumentales un poco molestos y por los
que nunca te preocupás en realidad.
Los efectos especiales están bastante bien llevados, y la
historia pretende ser creíble sin caer en la persecución burda y descerebrada
de la película de Roland Emmerich de los noventas, pero el problema es
precisamente ese: Godzilla es en sí un personaje ridículo, un tipo vestido de
dinosaurio radioactivo que destroza a patadas y pisotones una ciudad miniatura
de cartón. No hay más que eso, no lo podés reinventar ni modificar. Te cabe así
o no te cabe. Así que esperemos que sea la última versión yanqui de Godzilla y
nos dejemos de sufrir.
No comments:
Post a Comment