Wednesday, January 14, 2015

Guardians of the Galaxy – de James Gunn (2014)

Lo difícil de escribir una reseña acera de esta película no es recomendarla sino estar a la altura, porque para mí Guardians of the Galaxy fue una fiesta: una fiesta visual, una fiesta de humor, una fiesta de acción copada, con ideas, no los típicos tiros y rotura de huesos de las películas de acción convencionales.
Lo que, creo, jugó más a favor de la película fue mi desconocimiento casi absoluto de los personajes. De hecho, colecciono historietas desde los catorce años, a esta altura debo tener algo así como nuevemil (decenas más, decenas menos) y si tengo cinco revistas donde aparezca este grupo es demasiado.
Me refiero a que no son los superhéroes onmipresentes, no son iconos. Y eso es positivo porque le da al director más espacio y sobre todo más permiso para jugar con su interpretación. Todos creemos conocer a la perfección a los iconos, aunque en realidad no sea así, y eso genera un sentimiento de apropiación, de pertenencia, de “yo sé quién es y cómo actúa tal personaje y por eso me jode que se comporte de una forma distinta a la que imagino en mi cabeza”. Avengers, por ejemplo, fue una película simpática, graciosa, con momento cómicos, pero no una comedia hecha y derecha. Supongo que si Avengers hubiera sido claramente una comedia de acción de la forma en que los es Guardians of the Galaxy, medio mundo hubiera puesto el grito en el cielo porque, en cierta forma, con esos personajes no se jode, son de todos, cualquiera que los conozca los siente como propios.

La película es tan épica como debería serlo cualquier película de superhéroes y cualquier episodio de una serie de superhéroes (salvo, claro, que por algún motivo se trate de un intermedio introspectivo). Es incluso más épica que Avengers, supongo que por la escala: todo es cósmico y gigantesco. Eso le quita un poco de espacio a la caracterización, los personajes son bastante arquetípicos, pero tienen la complejidad justa para una historia de este estilo.

Hay un diseño de producción soberbio: las naves, los vestidos, los lugares en los que transcurre la acción, todo está super cuidado, es muy reconocible y funcional. Hay detalles excelentes, como el diseño de las naves de los Nova Corps, que tienen la forma de la estrella que es el símbolo de Nova, personaje que al final no llegó a aparecer en la película.

Con respecto a la música, tal vez el componente al que más relevancia le han dado las críticas, por un lado me gustó mucho el rol central del “Awesome Mix 1” en formato cassette, pero por el otro me quitó la idea de reivindicar ese formato en una novela, porque va a quedar como una copia. Lo he dicho muchas veces: un escritor es un tipo al que le roban las ideas antes de que se le ocurran, o al menos antes de que pueda llevarlas al papel.
Mi hija vio por primera un cassette en la pantalla del cine el día del estreno. Después le mostré algunos que todavía tengo, de cuando era chico, en la casa de mis viejos, y creo que todavía no capta del todo la idea de que de ahí salía música. Más allá de la diferencia generacional, debería parecernos un milagro que salga música de cualquier aparato, pero ese es otro tema.

Como protagonistas, tenemos a un Chris Platt que he visto antes solamente en Her, un par de personajes animados con voces famosas que ponen el humor y el desenfreno (Rocket Racoon) y la ternura (Groot), y una Zoe Saldaña abonada a las películas de ciencia-ficción y basadas en comics (Star Trek, The losers, Avatar), lo que viene siendo bastante común: por lo general, el actor que participa en una película de estos géneros lo hace en dos, tres, cuatro, hacia el infinito y más allá, y no creo que lo hagan por la guita sino porque estos films tienen otra vibración, otra relevancia, no dentro de lo que puede denominarse la alta cultura, claro, pero eso incluso puede ser el mayor aliciente. La actitud, citando al gran filósofo de nuestro tiempo Milhouse Van Houten, puede ser: “El hecho de que los intelectuales lo critiquen me hace desearlo más”.


Los villanos están bastante bien, y suma también la aparición de Karen Gillian, posiblemente la companion más entrañable y extrañada del Doctor Who desde que se renumeró la serie, de Eccleston para acá, y que ahora, después de salvar el universo media docena de veces en la BBC, va a hacer de pelirroja tonta en una sitcom, tentada por la tv estadounidense. Para que después digan que no es posible venderle el alma al diablo.

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