Lo difícil de escribir una reseña
acera de esta película no es recomendarla sino estar a la altura, porque para
mí Guardians of the Galaxy fue una fiesta: una fiesta visual, una fiesta
de humor, una fiesta de acción copada, con ideas, no los típicos tiros y rotura
de huesos de las películas de acción convencionales.
Lo que, creo, jugó más a favor de
la película fue mi desconocimiento casi absoluto de los personajes. De hecho,
colecciono historietas desde los catorce años, a esta altura debo tener algo
así como nuevemil (decenas más, decenas menos) y si tengo cinco revistas donde
aparezca este grupo es demasiado.
Me refiero a que no son los
superhéroes onmipresentes, no son iconos. Y eso es positivo porque le da al
director más espacio y sobre todo más permiso para jugar con su interpretación.
Todos creemos conocer a la perfección a los iconos, aunque en realidad no sea
así, y eso genera un sentimiento de apropiación, de pertenencia, de “yo sé
quién es y cómo actúa tal personaje y por eso me jode que se comporte de una
forma distinta a la que imagino en mi cabeza”. Avengers, por ejemplo,
fue una película simpática, graciosa, con momento cómicos, pero no una comedia
hecha y derecha. Supongo que si Avengers hubiera sido claramente una
comedia de acción de la forma en que los es Guardians of the Galaxy,
medio mundo hubiera puesto el grito en el cielo porque, en cierta forma, con
esos personajes no se jode, son de todos, cualquiera que los conozca los siente
como propios.
La película es tan épica como
debería serlo cualquier película de superhéroes y cualquier episodio de una
serie de superhéroes (salvo, claro, que por algún motivo se trate de un
intermedio introspectivo). Es incluso más épica que Avengers, supongo que
por la escala: todo es cósmico y gigantesco. Eso le quita un poco de espacio a
la caracterización, los personajes son bastante arquetípicos, pero tienen la
complejidad justa para una historia de este estilo.
Hay un diseño de producción
soberbio: las naves, los vestidos, los lugares en los que transcurre la acción,
todo está super cuidado, es muy reconocible y funcional. Hay detalles
excelentes, como el diseño de las naves de los Nova Corps, que tienen la forma
de la estrella que es el símbolo de Nova, personaje que al final no llegó a
aparecer en la película.
Con respecto a la música, tal vez
el componente al que más relevancia le han dado las críticas, por un lado me
gustó mucho el rol central del “Awesome Mix 1” en formato cassette, pero por el
otro me quitó la idea de reivindicar ese formato en una novela, porque va a
quedar como una copia. Lo he dicho muchas veces: un escritor es un tipo al que
le roban las ideas antes de que se le ocurran, o al menos antes de que pueda
llevarlas al papel.
Mi hija vio por primera un
cassette en la pantalla del cine el día del estreno. Después le mostré algunos
que todavía tengo, de cuando era chico, en la casa de mis viejos, y creo que
todavía no capta del todo la idea de que de ahí salía música. Más allá de la
diferencia generacional, debería parecernos un milagro que salga música de
cualquier aparato, pero ese es otro tema.
Como protagonistas, tenemos a un
Chris Platt que he visto antes solamente en Her, un par de personajes
animados con voces famosas que ponen el humor y el desenfreno (Rocket Racoon) y
la ternura (Groot), y una Zoe Saldaña abonada a las películas de
ciencia-ficción y basadas en comics (Star Trek, The losers, Avatar), lo
que viene siendo bastante común: por lo general, el actor que participa en una
película de estos géneros lo hace en dos, tres, cuatro, hacia el infinito y más
allá, y no creo que lo hagan por la guita sino porque estos films tienen otra
vibración, otra relevancia, no dentro de lo que puede denominarse la alta
cultura, claro, pero eso incluso puede ser el mayor aliciente. La actitud,
citando al gran filósofo de nuestro tiempo Milhouse Van Houten, puede ser: “El
hecho de que los intelectuales lo critiquen me hace desearlo más”.
Los villanos están bastante bien,
y suma también la aparición de Karen Gillian, posiblemente la companion más
entrañable y extrañada del Doctor Who desde que se renumeró la serie, de
Eccleston para acá, y que ahora, después de salvar el universo media docena de
veces en la BBC, va a hacer de pelirroja tonta en una sitcom, tentada por la tv
estadounidense. Para que después digan que no es posible venderle el alma al
diablo.
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