Wednesday, October 20, 2010

Anansi Boys – de Neil Gaiman


Terminé de leer Los hijos de Anansi de Neil Gaiman.
Creo, estoy casi seguro, de que es el libro más caro que he comprado aparte de los que me han pedido en la universidad. Creo, también, que no es una particularidad mía sino de todos los que leemos historietas eso de gastar cualquier cantidad de plata en obras de arte en formato comic pero comprar libros sólo de saldo o poco menos. Yo suelo tener la regla de no comprar ningún libro que salga más de 25 mangos (hoy en día… hace unos años eran 10 pero, contrario a lo que nos quieren hacer creer, la inflación sí existe) cuando en lo que se refiere a historietas he gastado sumas importantes sin despeinarme. Aunque esta moda de distribuir las sobras españolas abarata bastante el hobby y además son ediciones de buenas editoriales y la verdad es que no tengo de qué quejarme (salvo de que me queda siempre algún número colgado para terminar la colección porque la distribución es medio errática) así que, por mí, que sigan usándonos de compactador de basura mientras ninguna editorial nacional se ponga media pila en publicar comic norteamericano.

Volviendo a Los hijos de Anansi, su lectura terminó de confirmar lo que pensaba de Gaiman después de leer Sandman y Coraline (la versión adaptada por P. Craig Russell, el adaptador semioficial de Gaiman, que se caracteriza por ser puntillosamente fiel a lo que escribió su amigo) y ver la película de Stardust: Neil Gaiman es el único escritor de cuentos infantiles originales, folklóricos, clásicos (no sé cómo llamarlo para que entienda) que nos queda, no en el sentido de que los escriba tal y como nos han llegado (por decir algo, como nos llegaron Caperucita Roja, Hansel y Gretel, Los tres cerditos) sino como deben haberse contado las versiones originales de esos cuentos, cuando a los doce años ya eras un adulto y había que crecer rápido. Los hijos de Anansi son una mezcla extraña de relato policial y viaje de descubrimiento y autodescubrimiento, llena de suspenso, magia, humor, sangre, sabiduría, violencia, relaciones interpersonales y familiares… todo lo que un chico tendría que saber está ahí aunque no es del todo un libro para chicos, al menos no para chicos impresionables.
En algún lado leí que otro autor (o un crítico, no sé) definía a Gaiman como un pastelero loco que arma una enorme torta en capas poniendo dulces, salado y agrios en la preparación, pero que, a pesar de lo abigarrado de la mezcla, el resultado final queda rico, sabe bien. Yo no podría definirlo mejor.
Desde el punto de vista meramente textual, Gaiman es muy buen escritor, realmente muy bueno. Y, aunque domina la intriga y la caracterización, sus puntos altos son casi siempre los humorísticos porque trabaja en varios frentes: o sea, cuando se acerca un chiste, una ironía, una reflexión jocosa, te la ves venir, pero Gaiman sabe cómo llevarla hacia otro lado, como apoyar el humor no en la pata que esperabas sino en otra, entonces te gana tanto la risa como el asombro y la admiración, sin ser escatológico y usando muy pocas groserías. Humor inglés, que le dicen.
Como punto negativo puedo señalar el costado romántico del libro (no es que esté mal, sino que apenas se perfilan los personajes femeninos ya sabés con cuál de ellas se van a quedar los protagonistas y eso le resta suspenso a la trama) y ciertos conceptos y climas que me hicieron recordar demasiado a Sandman. Pero calculo que el pobre tipo no lo puede evitar: en Sandman puso TODO, así que le quedaba llamarse a silencio por el resto de la vida o resignarse a repetirse un poco. Menos mal que optó por repetirse porque, así y todo, es un pedazo de libro.
Si quieren un buen libro para regalarle a un adolescente, o alguien entrando a la juventud, a quien le guste la mitología y la magia, pero no en plan Harry Potter, yo les recomendaría que se lo compren ya, ayer.



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