Wednesday, September 28, 2011

Toy prendido fuego


No debería decir nada para no cortar la onda, pero estos últimos días no paré de hacer cosas.

Por un lado estoy tratando de terminar el primer borrador completo de mi primera novela, El negocio de las apuestas, para poder pasársela de una vez al menos a dos personas y ver qué opinan. Se hace difícil. Escribir una novela es muy complicado si lo hacés en pedazos, y si esos pedazos están muy separados en el tiempo unos de otros es todavía peor. Debería ser un proceso continuo, sin fisuras, para poder mantener el tono, el clima, la dirección que va desde la primera oración hasta el “Fin” sin desviarte mucho en tramas colaterales y equilibrando los momentos de tensión con los de relleno. Porque, tristemente, no hay novela que no tenga momentos de relleno (salvo, tal vez, El palacio de la luna de Auster), y el relleno me jode un montón, tanto a la hora de leer como a la hora de escribir. Y además para poder escribir lo que me falta, compaginar, allanar el estilo, pegarle una leída crítica y corregir, debería tomarme unos meses de licencia y encerrar a mis nenes en un internado, y una cosa no le conviene a mi bolsillo y la otra no la pienso hacer.

También estoy revisando mis archivos de ideas nuevas y escribiendo relatos a partir de ellas, dándoles vida a tramas que habían quedado en animación suspendida, criogenizadas en el compartimento mínimo de una frase o poco más. Eso es más sencillo y relativamente rápido. Es, como dicen en las películas policiales acerca de asaltos a bancos, “entrar y salir”. El cuento te permite crear los climas, delinear los personajes y dar cuerda a la acción con una concisión y rapidez que en una novela queda mal, y después de darle cuerda como un cochecito a fricción, lo dejás que salga disparado y se choque de frente contra el punto final. Todo se puede reducir a su mínima expresión necesaria. En el cuento, menos es más, y si podés escribirlo en una noche, de una sentada, en un mismo estado de ánimo y con la misma actitud mental, queda algo redondo, unificado, sólido, que después solamente hay que pulir.

También estoy intentando hacer varias cosas en paralelo para la banda de mi hermano Damián, llamada Huérfanos de amor (no me voy a poner a alabar a la banda porque, por un lado, no me van a creer tratándose de mi hermano y, por otro, no tienen más que comprar el demo para poder alabarla ustedes mismos).
Primero: letras. Acá se complica de verdad, sobre todo porque no he escrito una letra en mi vida. Y la letra está constreñida por la música, se tiene que ajustar a ella. A lo mejor si escribiera poemas con métrica y rima se me haría más fácil, pero como escribo poemas en verso libre no tengo que someterme a ningún régimen, a ningún reglamento: mientras el verso no rompa el ritmo interno del poema puede extenderse o acortarse todo lo que se me ocurra; mientras que en una canción el verso puede cuando mucho ser un poco más corto porque se arregla fácil (el cantante estira una sílaba un compás y listo), pero si el verso es más largo y se deben apresurar las palabras para ajustarse a la música es un garrón, queda feo y baja la calidad de la canción como un todo estético. El otro posible obstáculo es la variedad de estilos: ya dentro de la banda a los tres integrantes les gusta un tipo de música distinta y tienen que conciliar sus influencias (new metal, hardcore, rock clásico, rock nacional, música de animé) como para que yo les meta una letra que no tiene nada que ver. Que de hecho no tendría nada que ver porque en estos momentos escribiría algo tipo AOR glam con cierta sensibilidad pop ochentera (en serio, básicamente todo lo que escucho es música de los 80s, lo último que bajé de internet fue el Hey, stoopid de Alice Cooper), y la ensalada tendría que estar muy bien condimentada para que tenga buen sabor. Además, siendo argentino y estando en mis treintas, siempre está el peligro de terminar pareciendo un mala copia forzada y deforme del Indio Solari.
Segundo: minicomic. Sí señores. La idea de la banda es convertirse en una experiencia audiovisual, así que (entre otras cosas que no voy a decir para no arruinarles la originalidad de las ideas) planean repartir un minicomic con los demos. ¿Y a qué otro guionistas frustrado le pueden pedir que lo escriba?
Tercero: relato. Esto es solamente para facilitarme las cosas a mí mismo, pero en lugar de escribir lo que se llama la “biblia-guía” de esos minicomics (la descripción de los personajes y el mundo en el que se mueven) lo estoy narrando en forma de relato. Además, en caso de que lo de los minicomics se caiga (tal vez por falta de dibujantes, que es la razón por la cual todos mis proyectos de historieta se caen) puedo usufructuar las ideas mandando el relato a algún concurso.

Por otro lado, estoy corrigiendo y preparando la versión final de la primera de tres partes del folletín de ciencia ficción que estuve mandando por mail el año pasado a mis contactos. Pienso hacer un fanzine y repartirlo junto a Con ojos de extraño, el librejo (o librazo, pero por el tamaño, no por la calidad literaria) en el cual reuní mis cuatro libros de poesía autoeditados hasta la fecha y del cual ya repartí tres ejemplares. La idea es, a partir de ahora, entregar cada libro con el fanzine de ciencia ficción como para que el lector tenga dos géneros distintos que considerar. Si me preguntan a mí, escribo mejor prosa que poesía, pero veremos.

Y también le estoy dando los toques finales a mi segunda historieta larga, después de la adaptación de El fin de Jorge Luis Borges que está por ahí, en los posts anteriores.

Como dije, estoy prendido fuego. Espero que no se trate de algo momentáneo sino de una corriente energética que no se acabe. Lo que no se me ocurren son disparadores nuevos, pero eso es lo bueno de tener biblioratos llenos de anotaciones, diálogos, tramas, situaciones y personajes sin usar: a la alegría por finiquitar un texto le agregás la alegría por rescatar una buena idea (o una idea todo lo buena que se me pueda ocurrir a mí) que parecía condenada al letargo eterno.

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PD: si estás leyendo esto seguramente sos un familiar o un amigo y vas a recibir esos libros y esos fanzines aunque no los pidas y aunque intentes salvarte de la tortura; pero si no lo sos, mandame un mail o dejame un comentario y te los envío.


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