Monday, April 05, 2010

El sábado a la tarde estuve en un ritual pagano

El sábado a la tarde estuve en un ritual pagano. O sea que si conserváramos la mentalidad de hace seiscientos años y alguien de la iglesia católica leyera esto, nos vendrían a buscar a mí y a todos los que participamos para quemarnos vivos, lo que significa que hemos avanzado un poco. Pero, si conserváramos la mentalidad de hace seiscientos años nunca hubiera existido internet, así que no tiene mucho sentido pensar en un mundo así. No existirían la radio, ni la televisión, ni la luz eléctrica, ni los teléfonos, ni las cámaras, ni los aviones, ni la teoría de la relatividad ni ninguna de las demás teorías que dieron sustento a los avances científicos con los que estamos acostumbrados a vivir. O sí existirían, pero serían sólo eso, teorías, dentro de libros arrancados de las manos de sus autores antes de quemarlos, libros escondidos en los subsótanos del Vaticano.

A veces pienso que si hay pruebas de vida en otros planetas o de civilizaciones inteligentes anteriores a la humana que se hayan encontrado en los primeros siglos de la historia, deben estar todas ahí, escondidas. Un día alguien podría hacer volar la Plaza San Pedro y brotaría un geiser de tesoros, de cosas que ni imaginamos.
Pero me fui al carajo.
El tema es que mi sobrina Ámbar cumplió dos añitos y fue algo así como bautizada por su tía (mi hermana Ari) que es algo así como una brujita wicca e hizo un ritual de purificación y la “presentó al universo”, como dijo ella, lo que no es muy distinto a cuando llevamos a Lucía y Santiago (mis dos hijos) a la iglesia cristiana protestante a la que asiste Sandra (su madre) para “presentarla a dios”, o a cuando mis papás me llevaron a una iglesia católica para bautizarme como a todos mis hermanos. Eso también es evolución, supongo. Creo que mientras la religión o la creencia espiritual se va haciendo más verdadera, más ajustada a la “realidad” (tomando esa palabra con pinzas), la divinidad se va haciendo más nebulosa, se va adquiriendo cada vez más la idea de que pensar a “dios”, concebir a “dios” es una empresa condenada al fracaso; y mientras más concreta y humanizada es la divinidad, mientras más se parece a un hombre viejo con barba blanca que nos dice cómo portarnos para no ser castigados por ir contra sus leyes como lo haría un rey medieval, más incorrecta es la religión que se sostiene en ese concepto.
Pero por suerte vamos evolucionando.
Al menos ahora veo al catolicismo como un estadío, como un paso anterior pero necesario. Un par de años atrás las iglesias organizadas me producían solamente rabia intelectual, creía que cualquier persona religiosa, perteneciente a una religión con ritual y libros sagrados (que toman un libro y olvidan que ahí solo puede haber sabiduría y nunca verdad) eran todos una masa amorfa donde radicaba la estupidez en estado puro, concentrado, como una botella abierta de extracto de estupidez. Ya no soy tan extremista. Por suerte yo como persona también voy evolucionando y alejándome de los extremos.
Mi mamá era católica devota hasta que la muerte de mi viejo la cambió, incluso llegó a dar catequesis y, por supuesto, estudió en un colegio de monjas. Mis hermanos y yo leímos de chicos la biblia de atrás para adelante más de una vez. Y pese a todo, gracias a que tuvimos la libertad de elegir lo que más verdadero nos parecía sin que nos obligaran a nada, una es wiccana, el otro cree en Krishna, yo creo en el Todo según lo explica la filosofía hermética y mi otra hermana... la verdad que no sé... pero estoy seguro de que tiene su espiritualidad clara y que no tiene mucho que ver con el catolicismo ni con el protestantismo. Pero lo que nos une respecto a eso es que todos tendemos a “predicar” a través de lo que hacemos: de la literatura, de la música, del teatro, de los títeres, de la pintura, de los comics. De este blog, ya que estamos. Los cuatro creemos que el arte es lo más espiritual que tiene el ser humano y que si algo sabemos de dios es que se trata de un ente que crea y que la forma más segura de estar en sintonía con él es crear. Y a pesar de que no se puede predicar nada de dios salvo su existencia, lo que sí se puede predicar es la cosmovisión que se desprende de la seguridad de que esa divinidad exista, por más que uno no sepa cómo ni por qué ni desde cuándo ni hasta cuándo.
Y no es poco. Una cosmovisión no es para nada poco.
Pero igual me deja pensando el hecho de que la vida da vueltas y de que un pequeño cambio puede trastornar todo, y me pregunto si de haber sido mi vieja de otra forma, de habernos llevado más férreamente por el camino que ella creía correcto, no tendría dos hijos curas y dos hijas monjas misionando por ahí. A ella seguro que la idea la gustaría, pero a nosotros cuatro... no sé.
El ritual en sí fue bastante emotivo, al menos para mí. Y, aunque parezca raro, la otra cosa más emotiva que viví, en cuanto a rito religioso, fue el casamiento de un amigo por la iglesia católica, pero porque en un momento el sacerdote nos pidió a todos que levantáramos las manos y dirigiéramos las palmas abiertas hacia la pareja y pensáramos en las cosas buenas, positivas, que deseábamos para ellos. Y yo justo estaba leyendo a Frazer y pensaba “¡Chabón!, ¡Eso es magia! ¡Eso es imposición de manos, es acumulación y concentración de energía positiva en un punto determinado!”. Y sí. Todo lo que sigue siendo verdadero en las religiones establecidas y anquilosadas no es otra cosa que magia pura, dura y sin atenuantes.
Pero, bueno, es solamente mi opinión.

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