Wednesday, December 30, 2009

Empecé y terminé el año con Marechal



El 2009 fue el tercer año en el que he anotado los libros que voy leyendo, más para llevar un cronograma de mis influencias a la hora de escribir (para saber a quién le robé) que por otro motivo. Después de todo si un libro me deja algo no importa cuándo lo leí sino simplemente el hecho de haberlo leído.
Es raro. Uno siempre piensa que los libros llegan en el momento indicado, ni antes ni después, que los leés cuando tenés que hacerlo, cuando te van a decir algo. Es una boludez. Un libro que te dice algo importante te lo dice siempre con la condición de que puedas decodificarlo. No es que lleguen a vos guiados por alguna clase de destino misterioso sino que cuando llegan conectan con vos de una forma única. Un día antes te hubieran dicho algo distinto y un día después también. Lo que tienen los libros que valen la pena es que siempre te dicen algo. O muchas cosas. Esa es la diferencia: algunos significan y otros polisignifican. El único pecado de un libro es la insignificancia, en el sentido de no producir significado. Pero todo buen libro (por lo menos) significa.
A lo mejor el año que viene vaya posteando un comentario acerca de los libros que voy terminando, pero eso se parece peligrosamente a la crítica literaria, así que no sé.

Hay va la lista de los libros que leí en el 2009, como para que vean por donde fue mi cabeza éste año que termina.

-El banquete de Severo Arcángelo, de Leopoldo Marechal.
-Rasputín; Rusia ente Dios y el diablo, de Henri Troyat.
-Historia de Cronopios y de famas / Un tal Lucas, de Julio Cortázar.
-Dostoievski, de Henri Troyat.
-Nuevos narradores alemanes, (¿?)
-Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier.
-Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
-Manual de perdedores, de Juan Sasturain.
-Tres mosqueteros, de Marcelo Birmajer.
-El escritor y sus fantasmas, de Ernesto Sábato.
-La diva nicotina; Historia del tabaco, de Iain Gately.
-El hombre mediocre, de José Ingenieros.
-El mundo psíquico, (¿?)
-Moisés y la religión monoteísta, de Sigmund Freud.
-La cultura en tiempo de la colonia, de Félix Luna.
-La independencia argentina y americana, de Félix Luna.
-Leer la Argentina 4: Patagonia.
-Leer la Argentina 1: Pampa.
-Leer la Argentina 6: Litoral.
-Leer la Argentina 5: Cuyo y Centro.
-Adán Buenosayres, de Leopoldo Marechal.

Mirado así no es nada, es una porquería, ese el número de libros que debería leer por mes, no en un año. Espero hacerlo mejor en el 2010, darme más tiempo, boludear menos con la computadora, mirar menos televisión.
Claro que a eso tengo que sumarle todas las historietas que leí este años, pero todavía no las anoto. El síndrome obsesivo-compulsivo está dejando ese sector de mi vida intacto por ahora.

Este año, como hallazgos en lo literario, me llevo dos cosas: las biografías y Marechal, que puntuó el año sin querer.
En cuanto las biografías, nunca me habían interesado como género, pero si están bien escritas y se centran en un personaje de por sí interesante, son una lectura muy recomendable.
Respecto a Marechal, me acuerdo sobre todo de estar leyendo El banquete de Severo Arcángelo en la fila para pagar la tarjeta de crédito en el banco, riéndome solo de las cosas que leía, con las señoras apartándose como si en cualquier momento fuera a volverme loco y sacar una uzi del portafolios para matar a todos los que pudiera cual adolescente yanki. Y leer Adán Buenosayres me llevó los últimos quince días en el laburo, en cada momento que tuve libre.
La verdad, Marechal ahora está para mí a la altura de Borges. Tiene la misma erudición, el mismo conocimiento mitológico, filosófico, espiritual, esotérico y libresco que tenía Borges, pero sumado a un dominio impresionante del coloquialismo y mucho sentido del humor. Un grande. Pensar que tenía los libros en la biblioteca hacía más de cinco años y nunca los había tocado más que en las mudanzas. Espero tener tiempo de releerlos algún día. El banquete... lo presté a un amigo. Eso se hace con los buenos libros, los buenos discos, los buenos comics: se comparten con quien los sepa disfrutar, con quien sepa sacarles algo que alimente el alma o la cabeza (si es que son cosas distintas).
Y con eso me despido hasta el año que viene.
Un abrazo y Feliz Año Nuevo para todos.

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