La televisión es una fuente segura de cosas que ofenden la inteligencia o la moral, si es que tenés inteligencia y moral para ser ofendidas. Que eso no se tome como un destello de orgullo malsano, ya que estoy bien consciente de que lo que yo tenga de bueno y elevado en mi interior se debe a mis padres y la educación que se rompieron el lomo para darme, y muchas personas no contaron con padres así y por lo tanto tampoco con educación ni buenos ejemplos. Pero lo cierto es que muchas cosas que a otros les parecen cómicas, aceptables, o incluso destacables (“divinas”, “top”, “im-pre-sio-nan-tes” y toda esa caterva de adjetivos exclamados que utilizan los que nos tratan de pudrid la cabeza desde la pantalla) a otros nos hacen dudar acerca de a dónde carajo estamos yendo como especie, como sociedad, como seres humanos.
Noches atrás tuve franco y estaba comiendo pizza con la tele prendida y justo pasaban TVR. Me quedé mirando el programa porque estaba como invitado José Pablo Feinmann, un capo (he leído un par de sus novelas, y Filosofía aquí y ahora me parece una genialidad, lo veo siempre que puedo y no hay nadie cerca que se queje).
En una de las secciones apareció Moria Casán diciendo que sus dos presidentes favoritos fueron Perón (porque admiraba a Hitler y a Mussolini) y Menem.
Ajá!
Los que no lo supieran, tómense un minuto para putearla y después siguen leyendo...
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Entonces me acordé de una propaganda de Tele-Kino donde aparece dicha mujer con una remera que dice “I’m ahead of the curve”, que es, creo, un término matemático o estadístico, donde estar “por delante de la curva” significa estar más allá de lo que se espera o de lo que se ha calculado.
Pensándolo bien, viendo las idioteces y banalidades con las que nos bombardean, se puede temer que esas características se nos vayan imprimiendo en los genes por un proceso darwiniano y que para estar mejor adaptados al medio (no natural sino social) los seres humanos nazcamos cada vez más imbéciles y vacíos por dentro. Entonces sí, la señora Moria Casán tendría razón en que ella, y las demás personas como ella, están “por delante de la curva”. Lo único que espero es nunca alcanzarla y que al morirme ninguna de las personas que amo o aprecio la hayan alcanzado tampoco. Ni lo hagan nunca.
La verdad que con esos comentarios se puso al tope de mi lista de la muerte, para cuando quiebre y salga a matar a la gente que nos hace mierda la cabeza. Ella sería la número uno. Tinelli es el dos. Chiche Gelblum el tres. Y así sigue (Susana Giménez, Rial, Lucho Avilés, Polino y todos los buitres que laburan en programas de chismes, Sofovich... todos tienen su lugarcito, pero no los he calificado en orden de prioridad todavía).
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