Estuve de vacaciones. Con los nenes dando vuelta todo el día no habia tranquilidad suficiente para mirar una película así que miré mucha tele. Y, lo admito con vergüenza, miré mucho Gran Hermano, o los clips de Gran Hermano en Zapping (...uy!, capáz que eso es peor).
Justo enganché la salida de una flaca llamada Giselle que me rompió las pelotas porque al salir le pegó feo a otro flaco, básicamente le dijo que era una persona de porquería, y después la ví en los debates sosteniendo el discurso "Sí, porque yo soy re espiritual, soy zen, soy paz y amor, soy todo luz, le doy luz a los demás, acepto a todos como son, no juzgo a nadie" y otra larga santa de estupideces. Estupideces viniendo de ella, claro, no per se. Estoy seguro de que en el mundo hay mucha gente que responde a la descripción que ella hace de sí misma pero también estoy seguro de que esas personas no lo dicen, no se vanaglorian de eso y no lo usan como escudo para decirle barbardades hirientes a los demás.
Desde chico tengo una regla que he verificado una y otra vez: lo que alguien dice de sí mismo, en plan definición (en plan "yo soy... tal cosa") sin que se lo preguntes, sin que sea una respuesta, es SIEMPRE mentira; tal vez no adrede, tal vez no para engañarte, sino para compartir su propio autoengaño. En criollo: tal vez esa persona cree realmente que es así como lo dice, pero esa creencia no lo convierte en realidad. Todos intentamos darnos una identidad positiva y a veces al no poder encontrar un punto real donde anclarla lo inventamos.
Además, cualquier persona realmente espiritual sabe que los seres humanos somos basura, basura noble, con grandes posibilidades de grandeza que rara vez aprovechamos, pero basura al fin.
Los brujos hablan de El Abismo que se debe cruzar para llegar a las zonas luminosas, altas, creativas, dadoras de vida, del alma y el cosmos, y El Abismo no es otra cosa que la basura, la oscuridad, la maldad, del alma y del cosmos. Todo viaje de descubrimiento pasa por El Abismo, por eso toda persona espiritual es conciente de su parte oscura, negativa. Quien pretenda conocerse pero desconozca su parte maligna no hizo nunca una viaje espiritual: guradó la carpa, la bolsa de dormir, el equipo para mate, la garrafita, y se quedó en el traspatio de su casa creyendo que era el Amazonas.
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