Friday, March 26, 2010

24 de marzo

Voy a tratar de darle un día de franco al enano políticamente correcto y escribir lo que pienso con la total conciencia de que voy a recibir más de una puteada.
En momentos como este me conviene que mi blog no lo lea casi nadie.
Ahí vamos.

*Es claro para mí que los militares no tienen que volver al poder nunca. Esa etapa ya pasó, y no me refiero sólo al país sino a la humanidad completa. Se supone que evolucionamos para mejor y aunque todavía no está del todo comprobado al menos podemos ponernos como meta conciente hacer todo lo posible porque de hecho sí evolucionemos para mejor, sí dejemos de lado comportamientos prehistóricos y medievales y deje de gobernar quien tiene la fuerza de las armas o quien tiene un poder espurio sobre las almas para que gobernemos entre todos buscando el bien común.
*Es claro para mí que hay mucha gente equivocada a la que el proceso le produce lo mismo que una novia a la que no se ve hace mucho tiempo: recuerdan sólo lo positivo, o lo que se imaginaron como positivo. El año pasado me tocó compartir una mesa con una persona de unos cincuenta años que, ante un resumen de noticias que reunía varios asesinatos que se habían cometido en una semana, dijo: “¿Querían democracia? Ahí tienen democracia. Esto con los militares no pasaba”. Identifican la dictadura con el orden y la democracia con el caos. Entonces lo que quieren que regrese y se quede no es el gobierno militar, no son los secuestros ni los campos de concentración: es el orden.
*Es claro para mí que el orden no es un atributo del diablo. Se entiende que los asesinatos y las torturas de la dictadura le hayan dejado pegada un aura de mala palabra, pero parte de la madurez institucional que nos falta como país es darse cuenta de que el orden es necesario, darse cuenta de cosas tan simples como que tu derecho termina donde empieza el derecho del otro, cosas que nuestros papás nos enseñaban de chicos para ayudarnos a ser mejores personas, ayudarnos a limitar el concepto de libertado, a entender que se trata de una libertad en sociedad porque el ser humano es un ser social.
*Es claro para mí que el reclamo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo es justo, que se debe saber qué pasó con las personas que desaparecieron, que se debe recuperar la identidad de los bebés que fueron apropiados, robados, despojados de su identidad. Es vergonzoso ver a Mariano Grondona decir pelotudeces criminales como “¿Y mi derecho a seguir pensando que soy quien creo que soy?”.
*Es claro para mí que los militares siguen siendo gente de cuidado y que su versión de las cosas se sigue repitiendo. A los veintipocos compartí unos meses el departamento con un chico de dieciocho, hijo de un oficial, con el que tuve un altercado. Yo escuchaba mucho a Los caballeros de la quema en esa época y cuando sacaron Fulanos de nadie me regalaron el compact (ahora se dice cd, ya sé) y la primera vez que lo puse y se escuchó a Iván Noble pedir “un buen cáncer en los huevos / para los Galtieri y para los Massera” el flaco se brotó y empezó con que “Qué hijo de puta” y con que “Quién se creé que es para decir eso” y demás réplicas. Y ahí me di cuenta de que en el seno de sus familias, en sus grupos cercanos, siguen justificando lo que hicieron y transmitiendo esa justificación. Para sus familias son los héroes que trataron de salvar una patria que al final se hundió en el pantano de la democracia, y eso no lo podemos cambiar. Lo único que podemos hacer es vivir lo más civilizadamente posible para demostrarles que el honor y el cumplimiento de la palabra empeñada y el sacrificio por un ideal mayor no son valores que pueda arrogarse solamente un militar con un rifle o un guerrillero con una ametralladora, que la época caballeresca donde los combatientes armados eran la elite espiritual y moral ya pasó, que hoy en día lo que te eleva como persona es ser un ciudadano comprometido con tus pares.
*Es claro para mí también, lamentablemente, que el discurso de las asociaciones de derechos humanos y de las mismas Madres y Abuelas de plaza de mayo es parcial y se contradice. Sólo defienden los derechos de las personas que piensan como ellos y se han aliado con un gobierno que, también, apoya y defiende sólo a quienes comparten sus puntos de vista al cien por ciento y sin la más mínima enmienda. Hace años vi a Hebe de Bonafini alegrarse por los ataques del 11 de septiembre y eso no va. Si estás del lado de la vida, estás del lado de la vida. “Yo merezco todo el respeto y toda la dignidad, y mis enemigos merecen la muerte” es, precisamente, el discurso del enemigo, es el discurso de los megalómanos y los militares, es el discurso de los que destruyen y codician, de los que matan y acaparan. No es un discurso con el que pueda estar de acuerdo. Y puedo conciliar el hecho de estar de acuerdo con lo que exigen pero que no me caiga bien la gente que lo exige.
*Es claro para mí que los crímenes no prescriben. Pero también es claro para mí que, por ejemplo, el pedido de captura del padre de la jueza Sarmiento es un escarmiento político absolutamente típico de los Kirchner. Eso no es ningún argumento a favor del anciano que (como ya se lo ha recalcado hasta el hartazgo) no siempre fue un anciano ni siempre estuvo en una silla de ruedas ni siempre estuvo débil y enfermo y puede que haya sido un sádico hijo de puta. Y si de hecho lo fue, tiene que pagar. Se agradecería que el gobierno cortara con la hipocresía y dijera “¿Vieron?, eso es lo que le pasa a los que se meten con nosotros”, pero supongo que el costo político es prohibitivo.
*Es claro para mí que el estado como estado nunca puede decretar la muerte de uno de los ciudadanos que lo componen y poner a fuerzas de seguridad en el rol de verdugos. Esa es también la lógica que está en la base del rechazo a la pena de muerte y del aborto y, como ya lo dije, si estás del lado de la vida estás del lado de la vida y punto.
*Es claro para mí que parte de la sociedad ha canonizado a los desaparecidos y que no todos merecen esa elevación a la calidad de santo o mártir. No todos buscaban un mundo mejor. A algunos los movía el hambre de destrucción y las ganas de imponer su punto de vista y su idea de lo que debe ser la sociedad a sangre y fuego, lo que los ponía al mismo nivel que el gobierno militar. Algunos estaban en guerra tanto como los grupos de tareas. Algunos justificaron con sus acciones, sus asesinatos, sus secuestros y bombas, la persecución militar. No puedo sentir pena por la muerte de un montonero que estaba en guerra contra el estado de facto y murió en su ley; sí puedo sentir pena por las torturas, violaciones, mutilaciones y demás prácticas sádicas e innecesarias, pero por la muerte en sí no puedo. Los que merecen ser canonizados son los pobres tipos y las pobres mujeres que hacían trabajo social en las villas, ponían sus escuelitas atadas con alambre, juntaban comida para armar comedores, y por eso fueron chupados y asesinados, porque eso sí es trabajar por un mundo mejor, eso sí es salirse de la lógica del enemigo, eso sí es ser mejor que los militares: devolver fuego con fuego es convertirte en más de lo mismo.

A lo mejor solamente soy un boludo que escuchó demasiado a John Lennon, o un zombie con la cabeza lavada por los medios de comunicación demoníacos a los que sólo pocos iluminados son inmunes, pero al menos para mí, hasta que no vea nada que me haga pensar lo contrario, eso es lo que está claro.

 

2 comments:

Anonymous said...

Dictadura como orden? Es que no hubo ORDEN, era una máquina de matar impune, con mucho ruído de vidrios rotos, estallidos, balaceras, gritos, llantos de bebes, pariciones en el mismo elástico de la tortura; derribar de puertas y ventanas , dinamitar cadáveres. Precisamente ese CAOS, que supone una DICTADURA tiene mucho des-Orden, que cobran miles de vidas y a la que la sociedad asiste de oído y de presencia.¿la Paz de las fosas comunes?

CFC said...

Primero, gracias por comentar.
Segundo, creo que cuando digo "hay mucha gente equivocada ... recuerdan sólo lo positivo, o lo que se imaginaron como positivo" queda claro que eso que creen extrañar tal vez ni siquiera existió. Lo que pasa es que me parece necesario desentrañar la psicología de las personas que dicen ese tipo de cosas para ver cómo refutarlas. Puteando o negándose a ver que esas opiniones existen no se gana nada. Hay que tratar de entender a esa gente y hay dos opciones: o son malignos y perversos o están equivocados, razonan mediante silogismos erróneos; y creo que la mayoría de los casos pasa eso último.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que decís, pero para mucha gente (sobre todo personas ya mayores) el orden es solamente que no hayan chicos tomando cerveza en la esquina.