Tuesday, August 12, 2008

Demasiadas muertes


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Cuando fui a ver The Dark Knight, fui con mi mujer. Estuve pegado a la butaca las dos horas y media que duró la película. Desde la mitad hacia el final, ya me había compenetrado tanto que me olvidé que estaba mirando una película, lo cual, dicho sea de paso, es lo que se supone que toda película tiene que generar en el público.
Al salir del cine, manejando hasta la casa, le pregunté a ella si le había gustado y me contestó que no sabía si le había gustado o no, que el Guasón era demasiado malo y que en la película habían demasiadas muertes.
Llegamos, me puse a comer una porción de torta que me quedaba de la cena en el patio de comidas, y en la tele estaba Crónica TV dando un flash informativo: habían encontrado a los dos nenitos de la denominada Masacre de Campana, muertos a mazasos o hachazos en la cabeza, y la primera hipótesis (que después se demintió) era que los habían matado primero a ellos, delante de los padres, para hacerlos sufrir.
¿Y en la película habían demasiadas muertes? ¿Y el Joker era demasiado malo, demasiado lunático?
Mi mujer se puso a llorar y estuvo llorando callada más de media hora, y yo no sabía qué hacer. Tenemos una beba de tres años y ella está además embarazada y es obvio que cualquier cosa que tenga que ver con nenes chiquitos le pegan el doble. Y yo en esas circunstancias no tengo cosas muy positivas para decir. Mi idea de la humanidad no es la mejor precisamente. En las noticias hablaban del final menos esperado, pero yo lo esperaba. No lo deseaba, por supuesto, no soy un enfermo mental, lo esperaba en el sentido de que sabía que era altamente probable que los hechos se terminaran desarrollando así. Eso es lo que la gente hace, o lo que cierta clase de gente hace: destruye, mata, sin importarle a quién o de qué manera.
Al menos en el mundo de los superhéroes alguien los atrapa y los manda al manicomio, o el destino hace que se tropiecen en la azotea de un edificio y mueran. Acá, en el mundo real, van unos años a la cárcel, salen con una tobillera de mierda y vuelven a matar.
Creo que esa es una de las razones por las que algunos preferimos sumergirnos en los mundos de ficción. Escapismo le dicen, para denostar. Pero ¿quién puede elegir vivir las veinticuatro horas en el mundo real si tiene la opción de escaparse, aunque sea un rato?

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