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Action Comics de Grant
Morrison
Decepción. Eso es lo que
sentí al terminar de leer el número 17 de la serie regular de
Superman de ECC, de la cual compré sólo los números que
reproducían los episodios de Action Comics guionizados por Grant
Morrison, pensando que valdrían la pena en contraposición a los
demás. Si son mucho mejores que los números de Superman, la verdad
es que compadezco a los pobres incautos que los compraron y debieron
leerlos. En realidad yo fui uno de esos incautos porque compré dos
números de George Perez y la verdad es que daban pena, pero bueno...
Hay que decid de entrada
que el de esta serie parece un Grant Morrison cansado, un Grant
Morrison que ya puso el grueso de sus buenas ideas para el personaje
en All-Star Superman y debió rasquetear el fondo de su vasija de
ideas para buscar algo con lo que rellenar Action Comics. Y creo que
lo que encontró fue la posibilidad de reversionar “¿Qué pasó
con el hombre del mañana?” de Alan Moore: Mister Mxyzptlk, la
Legión de Superhéroes, Brainiac, Lex Luthor, Metallo, las distintas
clases de kriptonita... lo cierto es que la serie no parece algo
salido de la cabeza de Morrison sino un arco argumental nostálgico
regurgitado por cualquier guionista del montón con chispazos de
genialidad circunscritos a una viñeta, a una idea visual, a una
frase dentro de un diálogo.
Morrison ha decidido, eso
sí, hacer uso de una estructura caótica que recuerda a otras obras
de su autoría. Ha decido hace tiempo que aunque las historias
internamente, en su desarrollo orgánico, vayan del punto A al punto
B al punto C, él puede optar por mostrarnos el punto a, el H, el M y
el X, en sucesión atropellada y deshilvanada, porque está seguro de
que con eso nos alcanza para comprender lo que quiere contar y de
que, si no lo comprendemos, nosotros, sus fans, nos culparemos a
nosotros mismos por tarados en lugar de culparlo a él por
innecesariamente complicado. Por supuesto, eso crea problemas de
ritmo importantes y una sensación de falta de estructura que molesta
mucho a la hora de leer. Pero uno se la banca durante diez, once
números, porque es Grant Morrison y espera que al final todo valga
la pena, que la historia funcione por acumulación y se cierre
placenteramente con un giro genial e inesperado... cosas que nop, no
pasa. De hecho, entre la laxitud general, los dos últimos números
son sin duda los más flojos.
Pesa mucho Krypto en la
historia, al punto que a veces me hacía acordar a Bolt, la película
de Dysney, por la utilización emotiva de la relación entre “un
niño y su perro”. Además, Morrison ya tuvo éxito con los
animales en We3, así que es más o menos lo suyo.
No hay mucho más para
destacar.
Los dibujos de Rags
Morales, bien. Lástima que no dibuje todos los números. De los
suplentes o colaboradores, muy bien Gene Ha, muy bien Cully Hammer,
enorme Chris Sprouse.
Los rediseños de Metallo
y Steel, un asco.
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