Tuesday, January 11, 2011

KICK-ASS - DE Matthew Vaughn


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En los últimos tres días miré Kick-Ass cinco veces. Supongo que eso es un índice de lo mucho que me gustó. Dos de esas veces la miré con personas que no leen comics y me dí cuenta cómo para ellos es una comedia guarra, algo del tipo de lo que hacen los hermanos Farrelly (Loco por Mary, Irene, yo y mi otro yo, esa de los hermanos siamese con Matt Damon que no sé cómo se llama) o los hermanos Wayans (Scary Movie y todas las películas que parodias éxitos de cada género), mientras para mí... bueno, no digo que sea una tragedia ni un drama, pero ciertamente le veo momentos trágicos y dramáticos, aunque reconozco que copiar, por ejemplo, la escena de la azotea de Spiderman no ayuda a alejar la sombra de la parodia. Pero será porque yo adhiero a la ética superheróica (o vigilante) en todas sus vetas posibles mientras para ellos el sólo hecho de ponerse un traje (¿el solo hecho de ayuda a los demás de forma anónima y desinteresada y poniendo el cuerpo en ello, no llamando al 0800 de Greenpeace y dando el número de tu Mastercard?) es una ridiculez.
Como sea, la película me gusta, me emociona, me hace reír (en las partes premeditadamente graciosas, no a lo largo de todo el metraje) y me deja con ganas de una segunda parte.
Veo muchos errores, veo escenas completas copiadas de otras películas donde creo que se traspasa el límite entre el homenaje y el afano descarado (sobre todo afanos a Spiderman, El Transportador y Kill Bill, y debe haber otras que se escapan). Pero pese a eso el resultado final es para mí satisfactorio.
Es la tercer adaptación de un comic de Mark Millar después de Ultimate Avengers y Wanted, y creo que es la mejor. Ultimate Avengers es buena y Wanted es un asco monumental, pero no sé si eso es culpa de Millar. A Wanted le quitan lo mejor, que es la idea de que en ese mundo (en nuestro mundo) los malos ganaron y nadie lo sabe.
Mark Millar es un imbécil, no como autor sino como persona, pero como ya descubrí con escritores, los imbéciles pueden tener buenas ideas. Millar conjuga la imbecilidad de un García Márquez, con su seguridad de que es lo más grande que le pasó a la literatura, y las ganas de figurar en todos lados y tener prensa todo el tiempo de un Saramago (los dos enormísimos escritores, ya lo dije, a pesar de sus actitudes personales), y eso es lo me jode, que el tipo es bueno pero no tan bueno como él cree y seguro que no merece toda la prensa que él mismo se garantiza tener, busca y genera. Pero así y todo puede crear algo que, al menos a los freakies de los comics, nos puede emocionar.
De la mitad hacia delante la película difiere mucho del comic, precisamente porque se empezó a filmar cuando el comic iba por la mitad, así que los guionistas tuvieron más o menos los lineamientos de cómo seguía la historia pero nada más. Los finales son parecidos pero no iguales y, la verdad, no sé con cuál me quedo, los dos me gustan.

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