Monday, March 29, 2010

Se viene Culpen a los aplausos

“Culpen a los aplausos” es poesía en estado puro. En la obra, rondamos el universo poético de Cristian Carrasco que escribe sin pelos en la lengua, contando lo que siente y mediante versos sin concesiones.
Al abrir el libro se nos revela toda una postura poética - una advertencia agregaría - en donde los lectores son prevenidos contra las rimas fáciles como “amor-dolor” o “noche reproche”. “Yo las hice rimar nunca más”, advierte. Amantes de estas rimas, abstenerse.
Los poemas abordan diversas temáticas como la alienación en el trabajo “Me pagan por conservar el orden/vigilar la puerta/reservarme –en nombre de otros-/el derecho de admisión/y permanencia” o la muerte de los sueños con “la trilogía suburbana/la casa el auto/el asadito del domingo”, preguntándose si “cuando en un hijo veas reflejado/lo que no debiste perder/¿vas a sofocarlo en entusiasmos/o enterrarlo bajo envidia?”
Su poesía realiza una encendida defensa de la belleza que “desbarata/con sólo existir/cualquier discurso” y toda una postura ideológica que consiste en “afilar frases-hachas/y cortar la realidad/en pedazos”.
En la obra hay una tensión constante entre el poeta y el hombre que transita por su vida cotidiana, que registra lo que acontece a su alrededor y actúa en consecuencia, dejando versos como latigazos, sentencias ácidas e inapelables sobre nuestro paso por este mundo.
Hay también en la poesía de Cristian un autorretrato formidable que contiene “libros contra las paredes frías y un ropero con mal aliento” y la certeza de no conciliar con un mundo que camina por valores como el dinero, el éxito y la risa fácil. Quizás por eso el poeta se esconde detrás de una máscara y se niega a ser simpático, para no convertirse en una “agradable basura”.
Pero por sobre todo, hay un intento genuino y desesperado para encontrar las palabras exactas “para nombrar lo que percibo”, quizás intuyendo que “tal vez ser escritor no sea un mérito, sino una enfermedad mental, como enamorarse, tener fe o ser optimista”.

Horacio Beascochea


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Eso escribió Horacio acerca de Culpen a los aplausos, mi libro de poesía próximo a publicarse. ¿Cuándo? Es una sorpresa.
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No, en serio. Es una sorpresa porque no tengo ni idea de cuándo va a salir. Pero pronto.
Entre los links están las direcciones del blog de Horacio y de Cartonerita Solar, la editorial artesanal que va a tomar el riesgo de publicar algo mío.

Friday, March 26, 2010

24 de marzo

Voy a tratar de darle un día de franco al enano políticamente correcto y escribir lo que pienso con la total conciencia de que voy a recibir más de una puteada.
En momentos como este me conviene que mi blog no lo lea casi nadie.
Ahí vamos.

*Es claro para mí que los militares no tienen que volver al poder nunca. Esa etapa ya pasó, y no me refiero sólo al país sino a la humanidad completa. Se supone que evolucionamos para mejor y aunque todavía no está del todo comprobado al menos podemos ponernos como meta conciente hacer todo lo posible porque de hecho sí evolucionemos para mejor, sí dejemos de lado comportamientos prehistóricos y medievales y deje de gobernar quien tiene la fuerza de las armas o quien tiene un poder espurio sobre las almas para que gobernemos entre todos buscando el bien común.
*Es claro para mí que hay mucha gente equivocada a la que el proceso le produce lo mismo que una novia a la que no se ve hace mucho tiempo: recuerdan sólo lo positivo, o lo que se imaginaron como positivo. El año pasado me tocó compartir una mesa con una persona de unos cincuenta años que, ante un resumen de noticias que reunía varios asesinatos que se habían cometido en una semana, dijo: “¿Querían democracia? Ahí tienen democracia. Esto con los militares no pasaba”. Identifican la dictadura con el orden y la democracia con el caos. Entonces lo que quieren que regrese y se quede no es el gobierno militar, no son los secuestros ni los campos de concentración: es el orden.
*Es claro para mí que el orden no es un atributo del diablo. Se entiende que los asesinatos y las torturas de la dictadura le hayan dejado pegada un aura de mala palabra, pero parte de la madurez institucional que nos falta como país es darse cuenta de que el orden es necesario, darse cuenta de cosas tan simples como que tu derecho termina donde empieza el derecho del otro, cosas que nuestros papás nos enseñaban de chicos para ayudarnos a ser mejores personas, ayudarnos a limitar el concepto de libertado, a entender que se trata de una libertad en sociedad porque el ser humano es un ser social.
*Es claro para mí que el reclamo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo es justo, que se debe saber qué pasó con las personas que desaparecieron, que se debe recuperar la identidad de los bebés que fueron apropiados, robados, despojados de su identidad. Es vergonzoso ver a Mariano Grondona decir pelotudeces criminales como “¿Y mi derecho a seguir pensando que soy quien creo que soy?”.
*Es claro para mí que los militares siguen siendo gente de cuidado y que su versión de las cosas se sigue repitiendo. A los veintipocos compartí unos meses el departamento con un chico de dieciocho, hijo de un oficial, con el que tuve un altercado. Yo escuchaba mucho a Los caballeros de la quema en esa época y cuando sacaron Fulanos de nadie me regalaron el compact (ahora se dice cd, ya sé) y la primera vez que lo puse y se escuchó a Iván Noble pedir “un buen cáncer en los huevos / para los Galtieri y para los Massera” el flaco se brotó y empezó con que “Qué hijo de puta” y con que “Quién se creé que es para decir eso” y demás réplicas. Y ahí me di cuenta de que en el seno de sus familias, en sus grupos cercanos, siguen justificando lo que hicieron y transmitiendo esa justificación. Para sus familias son los héroes que trataron de salvar una patria que al final se hundió en el pantano de la democracia, y eso no lo podemos cambiar. Lo único que podemos hacer es vivir lo más civilizadamente posible para demostrarles que el honor y el cumplimiento de la palabra empeñada y el sacrificio por un ideal mayor no son valores que pueda arrogarse solamente un militar con un rifle o un guerrillero con una ametralladora, que la época caballeresca donde los combatientes armados eran la elite espiritual y moral ya pasó, que hoy en día lo que te eleva como persona es ser un ciudadano comprometido con tus pares.
*Es claro para mí también, lamentablemente, que el discurso de las asociaciones de derechos humanos y de las mismas Madres y Abuelas de plaza de mayo es parcial y se contradice. Sólo defienden los derechos de las personas que piensan como ellos y se han aliado con un gobierno que, también, apoya y defiende sólo a quienes comparten sus puntos de vista al cien por ciento y sin la más mínima enmienda. Hace años vi a Hebe de Bonafini alegrarse por los ataques del 11 de septiembre y eso no va. Si estás del lado de la vida, estás del lado de la vida. “Yo merezco todo el respeto y toda la dignidad, y mis enemigos merecen la muerte” es, precisamente, el discurso del enemigo, es el discurso de los megalómanos y los militares, es el discurso de los que destruyen y codician, de los que matan y acaparan. No es un discurso con el que pueda estar de acuerdo. Y puedo conciliar el hecho de estar de acuerdo con lo que exigen pero que no me caiga bien la gente que lo exige.
*Es claro para mí que los crímenes no prescriben. Pero también es claro para mí que, por ejemplo, el pedido de captura del padre de la jueza Sarmiento es un escarmiento político absolutamente típico de los Kirchner. Eso no es ningún argumento a favor del anciano que (como ya se lo ha recalcado hasta el hartazgo) no siempre fue un anciano ni siempre estuvo en una silla de ruedas ni siempre estuvo débil y enfermo y puede que haya sido un sádico hijo de puta. Y si de hecho lo fue, tiene que pagar. Se agradecería que el gobierno cortara con la hipocresía y dijera “¿Vieron?, eso es lo que le pasa a los que se meten con nosotros”, pero supongo que el costo político es prohibitivo.
*Es claro para mí que el estado como estado nunca puede decretar la muerte de uno de los ciudadanos que lo componen y poner a fuerzas de seguridad en el rol de verdugos. Esa es también la lógica que está en la base del rechazo a la pena de muerte y del aborto y, como ya lo dije, si estás del lado de la vida estás del lado de la vida y punto.
*Es claro para mí que parte de la sociedad ha canonizado a los desaparecidos y que no todos merecen esa elevación a la calidad de santo o mártir. No todos buscaban un mundo mejor. A algunos los movía el hambre de destrucción y las ganas de imponer su punto de vista y su idea de lo que debe ser la sociedad a sangre y fuego, lo que los ponía al mismo nivel que el gobierno militar. Algunos estaban en guerra tanto como los grupos de tareas. Algunos justificaron con sus acciones, sus asesinatos, sus secuestros y bombas, la persecución militar. No puedo sentir pena por la muerte de un montonero que estaba en guerra contra el estado de facto y murió en su ley; sí puedo sentir pena por las torturas, violaciones, mutilaciones y demás prácticas sádicas e innecesarias, pero por la muerte en sí no puedo. Los que merecen ser canonizados son los pobres tipos y las pobres mujeres que hacían trabajo social en las villas, ponían sus escuelitas atadas con alambre, juntaban comida para armar comedores, y por eso fueron chupados y asesinados, porque eso sí es trabajar por un mundo mejor, eso sí es salirse de la lógica del enemigo, eso sí es ser mejor que los militares: devolver fuego con fuego es convertirte en más de lo mismo.

A lo mejor solamente soy un boludo que escuchó demasiado a John Lennon, o un zombie con la cabeza lavada por los medios de comunicación demoníacos a los que sólo pocos iluminados son inmunes, pero al menos para mí, hasta que no vea nada que me haga pensar lo contrario, eso es lo que está claro.

 

Tuesday, March 23, 2010

Arjona, dejá de copiarme!!!!

No puede ser. ¿Yo le doy con un palo a Fito Páez y al otro día hacés lo mismo?
Si leés mi blog para robarme ideas, al menos no seas tan obvio.
Gil.

Monday, March 22, 2010

Tiempo al tiempo

¿Han escuchado el nuevo tema de Fito Páez?

¿Cómo un ser humano que escribió Ciudad de pobres corazones, El chico de la tapa, Tumbas de la gloria, Por siete vidas, Religión song, Polaroid de locura ordinaria, puede haber llegado a escribir semejante basura?
La caída de Fito Páez viene desde hace rato. El último buen disco completo que editó fue El amor después del amor (la perfecta combinación entre el rock nacional y el pop melodioso gay que después hizo famoso a Miranda!) si no contamos el disco con Sabina, al cual hay que reconocer que llevó muy por encima de la calidad musical de los discos del español, que pone el énfasis en las letras y no se centra tanto en los arreglos, los coros y esas cosas que suman aunque no parezca… aunque al mismo tiempo lo arruinó con boludeces del calibre del tema Cecilia. Y después de eso, el vacío. Dejando de lado Cadáver exquisito (temazo!!!!!!) no ha vuelto a hacer nada como la gente.
¿Por qué?
¿El talento se disipa con los años? ¿Se gasta?
¿O es el hecho de creérsela?
Una vez escribí por ahí que ser poeta es una enfermedad y el primer paso para curarse de ella es darse cuenta de que se la sufre. Algo así como lo que dicen de las adicciones o los comportamientos destructivos. Hemos visto miles de veces películas, series, donde hacen intervenciones para enfrentar a los afectados con su problema a fin de que lo asuma y lo vaya superando. ¿Y si para algunas personas ser artista es como una enfermedad, y cuando la enfrenta y la aceptan, cuando se convencen de que la padecen, cuando “se la creen”, empiezan a superarla, a dejarla fuera de su personalidad.
Supongo que no pasa en todos los casos, hay artistas que indudablemente mejoran con los años, o al menos se mantienen. Deben ser verdaderos artistas, supongo, los que están en esto por el arte y no por la fama. A estos últimos hace diez años no teníamos como llamarlos, ahora le decimos “mediáticos”.
Pero de Fito Páez no lo entiendo. Empezó con tanta fuerza, con tanta personalidad, con tanto carácter. Y después se diluyó en boludeces, cambió el contenido por la forma, cambio las canciones de rock con letras realistas, vuelo poético y música poderosa por letras banales y arreglitos pop. Y de ahí no se vuelve.

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PD 1: ¿Se nota que detesto el pop?
PD 2: Cuando murió Michael Jackson iba a escribir “Murió el rey del pop. El rock dice ‘jaque mate’”, pero después me saltó el enano políticamente correcto y no lo hice.